El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, podría prolongar la presencia de sus tropas en el aeropuerto de Kabul, donde un guardia afgano murió este lunes en un tiroteo entre soldados y desconocidos en plena operación de evacuación de civiles.
«Esta mañana, a las 4H13, hubo un intercambio de disparos entre guardias afganos y asaltantes desconocidos», indicó el ejército alemán, precisando que soldados alemanes y estadounidenses participaron «en otros tiroteos ulteriores».
Varias personas ya habían perdido la vida en circunstancias poco claras en el exterior del aeropuerto de Kabul, donde continúan las costosas operaciones de evacuación. Ante estas dificultades, Biden abrió la puerta a seguir en el lugar más allá del 31 de agosto.
«Hay conversaciones en marcha entre nosotros y los militares sobre una extensión. Esperamos no tener que prorrogar, pero habrá discusiones, supongo, sobre el estado del proceso de evacuación», aseguró el domingo por la noche.
Desde que tomaron el poder en Afganistán el 15 de agosto, los talibanes intentan convencer a la población de que su régimen será menos brutal que el precedente, entre 1996 y 2001. Pero sus promesas no detienen la voluntad de miles de huir del país.
Estados Unidos ya evacuó a unas 30.300 personas desde el 14 de agosto, indicó el domingo la Casa Blanca, que espera sacar del país a 15.000 estadounidenses y también a unos 50.000 o 60.000 afganos. Los países occidentales trasladaron a miles más.
La víspera, el jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Josep Borrell, estimó «imposible» evacuar a todas las personas antes del 31 de agosto, en una entrevista con la AFP.
Para reforzar la evacuación, Washington ordenó a seis grandes aerolíneas comerciales llevar a Estados Unidos a los evacuados de Kabul que se encuentran en bases norteamericanas en el Golfo y Europa.
Aunque la retirada de Afganistán provoca temores en otros aliados de Estados Unidos, su vicepresidenta Kamala Harris prometió este lunes, de visita en Singapur, un «compromiso duradero» de su país en Asia.
Calles de Kabul en calma
Las impactantes imágenes en el aeropuerto que incluyen bebés y niños entregados a soldados entre alambres de púas y hombres colgados de aviones en pleno despegue, han dado la vuelta al mundo.
«No hay manera de evacuar a tanta gente sin dolor ni pérdidas y sin imágenes desgarradoras», reconoció el presidente estadounidense.
A la espera todavía de un milagro, familias enteras permanecen entre los alambres que rodean el perímetro que separa a los talibanes de las tropas estadounidenses en las inmediaciones del aeropuerto, donde el acceso sigue siendo difícil.
Biden explicó que se extendió este perímetro con el acuerdo de los talibanes, horas después de que un dirigente del movimiento fundamentalista, Amir Khan Mutaqi, culpara a Estados Unidos del caos en el aeropuerto y advirtiera que no podría prolongarse mucho.
«Hay paz y calma en todo el país, pero solo en el aeropuerto de Kabul hay caos», agregó Mutaqi.
Kabul registra de hecho una cierta calma. Los combatientes talibanes patrullan sus calles y vigilan desde puestos de control.
Aunque todavía no se ha instaurado ningún gobierno, las discusiones continúan entre talibanes y personalidades afganas para lograr un gabinete «inclusivo».
Los fundamentalistas han buscado también imponer la imagen de su autoridad, al sustituir la bandera tricolor de Afganistán con la bandera blanca del movimiento
En una carretera de Kabul, hombres jóvenes vendían banderas de los talibanes, que llevan un texto en negro con la proclama musulmana de fe y el nombre formal del régimen: «Emirato Islámico de Afganistán».
«Nuestra meta es ondear la bandera del Emirato Islámico por todo Afganistán», comentó este fin de semana a la AFP el vendedor Ahmad Shakib, un estudiante universitario de economía.
Resistencia
Fuera de Kabul se han dado brotes de resistencia contra los talibanes. Algunos exsoldados del gobierno se congregaron en el valle de Panshir, al norte de Kabul, conocido como un bastión antitalibán.
Algunas cuentas de Twitter favorables a los talibanes dijeron que el nuevo régimen envió a cientos de combatientes al valle luego de que «las autoridades locales se negaron a entregarlo pacíficamente».
Los islamistas han «amasado fuerzas cerca de la entrada de Panshir», tuiteó Amrullah Saleh, vicepresidente de Afganistán en el gobierno anterior, quien se refugió en esa zona.
Uno de los dirigentes del movimiento en Panshir, denominado Frente de Resistencia Nacional, es Ahmad Masud, hijo del conocido comandante antitalibán Ahmad Shah Masud.
El FRN está preparado para un «conflicto de largo plazo», dijo a AFP su portavoz Ali Maisam Nazary, si no se alcanza un compromiso con los talibanes sobre un gobierno descentralizado.
Según el vocero, miles de afganos llegaron a Panshir para combatir contra el nuevo régimen o para refugiarse. «Estamos preparados para defender Afganistán y advertimos de un baño de sangre», declaró el domingo Masud a la cadena Al Arabiya.
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