El consulado de Estados Unidos en Cuba empezará a emitir visas de manera limitada y paulatina, tras permanecer cerrado más de cuatro años por el retiro de la mayor parte del personal diplomático en La Habana, aliviando un poco el dolor de cabeza que representa este trámite para los cubanos.
«Nos es muy grato poder anunciar que la Embajada de Estados Unidos en La Habana iniciará la reanudación limitada de algunos servicios de visado de emigrantes, como parte de una expansión paulatina» de sus funciones, dijo el jueves Timothy Zúñiga-Brown, encargado de negocios de la misión diplomática, sin dar una fecha precisa.
La delegación redujo su personal al mínimo en septiembre de 2017, cuando el gobierno del republicano Donald Trump argumentó misteriosos incidentes de salud, descritos como ataques sónicos, que afectaron a sus diplomáticos en 2016 y 2017 y que después se reportaron en otras embajadas del mundo.
El cierre del consulado fue una gran golpe para los cubanos que se vieron obligados a viajar a un tercer país, como Colombia y Guyana, para solicitar el documento.
Zúñiga-Brown explicó que en principio el consulado en Cuba solo programará citas para visas de inmigrantes a aquellas personas que hayan presentado su documentación completa, pero que en el período de transición «el principal lugar de procesamiento para los solicitantes» de visados será Georgetown, Guyana.
En las calles de La Habana, las personas esperaban la noticia.
La interrupción de servicios consulares «afectó a mucha gente económicamente porque la visa se sacaba allá en Guyana», dijo Nélida Bartolón, trabajadora económica de 48 años de edad.
«Es mejor que se saque aquí, los cubanos no tienen que gastar tanto dinero para ir a sacar la visa», sopesa esta cubana, estimando que 98% de sus connacionales están interesados en el anuncio.
«Mariel silencioso»
La isla enfrenta su peor crisis económica en casi 30 años por los efectos de la pandemia y las sanciones de Estados Unidos. Una gran cantidad de cubanos busca emigrar, especialmente a través de Centroamérica, para llegar a la frontera estadounidense.
Para el politólogo cubano Rafael Hernández, la deliberada interrupción del acuerdo migratorio con Cuba, que prevé 20.000 visas anuales a cubanos, ha provocado en 4 años «una especie de Mariel silencioso», dijo refiriéndose al puerto por el que en 1980 salieron hacia Estados Unidos unas 125.000 personas.
Los cubanos indocumentados en territorio estadounidense se incrementaron de 21.000 en 2019 a 40.000 en 2020, precisó el politólogo.
Con la llegada de Trump a la Casa Blanca en enero de 2017, la relación diplomática entre Cuba y Estados Unidos se enfrió, tras el boom alcanzado con su antecesor Barack Obama, quien en 2015 restableció los vínculos, rotos desde 1961.
El gobierno cubano esperaba que con la llegada de Joe Biden en 2021 las cosas mejoraran. No fue así.
«Ningún gesto de mejoramiento»
La apertura del consulado «no tiene nada que ver con darle continuidad a la política de Obama, simplemente es darle marcha atrás a barbaridades cometidas por Trump que afectaron a los cubanos que viven en Estados Unidos», matiza Hernández.
De su lado, Michael Shifter, presidente del centro de análisis Diálogo Interamericano, coincide en que sería un error interpretarlo como el inicio de una apertura significativa hacia la isla.
Es una decisión respaldada por republicanos y demócratas que no tiene costo político para la administración de Biden, indica.
Washington mantiene las críticas a La Habana por los encarcelamientos a manifestantes de las protestas que estallaron en la isla el 11 de julio al grito de Tenemos hambre y Libertad, dejando un muerto, decenas de heridos y 1.377 detenidos, según la ONG de derechos humanos Cubalex.
«No es ningún gesto de mejoramiento de relaciones», según Shifter, que estima difícil imaginar más cambios del gobierno (estadounidense) hacia Cuba ante la posibilidad de que los demócratas pierdan el control de ambas cámaras del Congreso en las elecciones intermedias de noviembre.
Hernández lamenta que Washington se comporte como si no hubiera pasado nada y no vuelva a mencionar los ataques sónicos. «No están rectificando algo, ni reconociendo que cometieron ningún tipo de acción que vulneraba no solo al acuerdo migratorio, sino los interesas de los cubanos», señala.
«La seguridad de nuestro personal es sumamente importante», dijo un alto funcionario de la embajada, en referencia a los empleados que regresan a la isla.
Los servicios de inteligencia estadounidenses señalaron en enero que de los cientos de casos reportados como ataques sónicos, que acuñaron el nombre de síndrome de La Habana, una veintena no tenía explicación médica o ambiental convencional.
Investigadores de la Academia de Ciencias de Cuba negaron que existiera ninguna evidencia de atentados.
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