La Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional se mostró muy preocupada por la situación que afronta Haití actualmente.
La Usaid anunció que enviará al país 2.000 toneladas métricas de comida de emergencia, que se distribuirán a través del Programa Mundial de Alimentos de la ONU.
Así lo informó en un comunicado en el que asegura que las manifestaciones, la violencia esporádica y la paralización de la política están causando más inestabilidad en el país.
En ese sentido, la agencia estadounidense afirmó que es el pueblo haitiano el que se está llevando la peor parte, pues los negocios han sido destruidos y las familias no tienen acceso a alimentos y medicinas, lo que pone en riesgo sus vidas.
Por todo ello, y a la luz de los nuevos datos recabados por esta organización, el gobierno de Haití y colaboradores de la entidad, la Usaid hará dicha donación, que se sumarán a los 20 millones de dólares en ayuda alimentaria que está distribuyendo actualmente.
Sin embargo, la agencia destacó que, así como esta asistencia alimentaria contribuirá a aliviar algunas necesidades urgentes, no podrá solucionar la parálisis económica y política de la nación.
Esos dos factores, enfatizó la Usaid, impiden el desarrollo de sus proyectos en Haití con normalidad. La agencia señaló que crean falta de combustible, bloqueos de carreteras, protestas e incidentes violentos, los cuales restringen fuertemente el movimiento de su personal y de sus colaboradores.
«Estados Unidos insta a los líderes políticos, económicos y de la sociedad civil de Haití a formar un gobierno que responda a las necesidades de todos los haitianos», concluyó el comunicado.
La Oficina de la ONU para los Derechos Humanos denunció este viernes que al menos 42 personas han fallecido, 19 de ellas a manos de las fuerzas de seguridad, en las siete semanas de protestas que han paralizado Haití desde mediados de septiembre.
Las primeras protestas se remontan a hace 16 meses, cuando la población haitiana comenzó a manifestarse por las subidas de los precios de los alimentos, la corrupción gubernamental y otros reclamos, y la actual es la cuarta oleada, con graves efectos en la educación, la sanidad o el transporte.
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