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EE UU fijó fianza de $ 1 millón para el policía acusado de matar a George Floyd

Por AFP
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Una jueza fijó este lunes fianza de 1 millón de dólares para el policía blanco acusado del asesinato de George Floyd que sacude a Estados Unidos y al mundo, mientras este afroestadounidense es velado en Houston en medio de reclamos de reforma policial.

Derek Chauvin, convertido en el rostro de la brutalidad policial tras ser filmado el 25 de mayo presionando la rodilla contra el cuello de Floyd hasta que este, esposado, dejó de respirar, compareció ante la justicia por videoconferencia para enfrentar cargos de asesinato en segundo grado y tercer grado y homicidio involuntario.

Vestido con traje naranja de prisionero, el ahora exagente de 44 años de edad, detenido en una prisión de alta seguridad del estado de Minnesota, respondió con voz neutral a la jueza estatal Jeannice Reding, quien fijó pago de 1 millón de dólares si entrega sus armas y no ocupa más cargos en las fuerzas del orden, o de 1,25 millones sin condicionalidades, si quiere la libertad condicional antes del juicio.

La fiscalía estableció esa alta suma, que probablemente el acusado no podrá recaudar, considerando que Chauvin presentaba riesgo de fuga. La próxima audiencia será el 29 de junio.

Los otros tres policías involucrados, todos despedidos y detenidos al igual que Chauvin, ya comparecieron ante el tribunal la semana pasada por cargos de complicidad en la muerte de Floyd, de 46 años de edad, detenido por supuestamente comprar cigarrillos con un billete de 20 dólares falso.

¿Desfinanciar la policía?

En Washington, una veintena de legisladores demócratas encabezados por la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y el líder de la minoría del Senado, Chuck Schumer, se arrodillaron en silencio durante 8 minutos y 46 segundos, el mismo tiempo que Chauvin inmovilizó a Floyd.

El tributo, en el Salón de la Emancipación que honra a los esclavos que ayudaron a erigir el Capitolio, fue antes de presentar un proyecto de ley que busca «terminar con la brutalidad policial».

La «Ley para prácticas policiales justas» tiene, sin embargo, pocas posibilidades de aprobación en el Senado, donde los republicanos son mayoría. Y el presidente Donald Trump, quien ha respondido duramente a las protestas, tampoco parece dispuesto a promulgarla.

«Hay una razón para que haya menos crimen. Es porque se hace cumplir la ley», dijo Trump durante una mesa redonda con policías en la Casa Blanca.

«No habrá desfinanciamiento, no habrá desmantelamiento de nuestra policía», aseguró.

En todo el país, decenas de miles de personas, blancas y negras, unidas por la ira contra el racismo y la violencia policial, colmaron las calles este fin de semana de manera pacífica en las mayores protestas contra el racismo desde la muerte de Martin Luther King Jr. en 1968.

El Congreso

En sus carteles, junto con la consigna Black Lives Matter (Las vidas negras importan), era creciente la demanda de «dejar de financiar a la policía».

«Hoy los demócratas en la Cámara y el Senado dicen: Los vemos, los escuchamos, estamos actuando'», dijo el parlamentario de Nueva York Steny Hoyer.

Pero la legislación de los demócratas no hace referencia a desfinanciar la policía. Y el candidato presidencial demócrata Joe Biden, probable rival de Trump en noviembre, difundió un comunicado rechazando rotundamente esa idea.

El domingo, la municipalidad de Minneapolis se comprometió a desmantelar su Departamento de Policía para rehacerlo totalmente. El alcalde, Jacob Frey, dijo a la AFP que se opone.

El funeral de Floyd

De París a Bristol, en Reino Unido, hasta Australia o Brasil, la ira por la muerte de Floyd ha superado las fronteras estadounidenses, en un mundo sacudido por la pandemia de covid-19, que amplió aún más las desigualdades sociales.

En Houston, donde Floyd creció y donde será enterrado el martes junto a su madre, cientos de personas esperaban pacientemente en un calor sofocante para despedirlo.

En la iglesia Fountain of Praise la emoción era visible a pesar de las mascarillas que cubrían los rostros de quienes desfilaban frente al ataúd dorado a cajón abierto. Algunos se persignaban, otros se arrodillaban y muchos inclinaban la cabeza en señal de recogimiento.

«Nos está uniendo como país», dijo Kevin Sherrod, de 41 años de edad. «Esto es un momento especial en la historia y recordarán que fueron parte», agregó, acompañado por su esposa y dos niños de ocho y nueve años de edad.

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