Estados Unidos reiteró este jueves en la ONU que el embargo económico, financiero y comercial impuesto contra el régimen de Cuba tiene como fin «hacer progresar la democracia y promover los derechos humanos y las libertades» en el país caribeño, según palabras de su embajador adjunto ante la ONU, Richard Mills.
Mills tomó la palabra en la Asamblea General tras registrarse un año más una votación en la que la abrumadora mayoría de países del mundo (187) exigieron acabar con el embargo, mientras que Washington solo contó con el apoyo de Israel y la abstención de Ucrania.
El diplomático estadounidense insistió en que su país «está decididamente con el pueblo cubano» en su búsqueda de libertades fundamentales, pero el embargo se mantiene con el fin de propiciar la reforma de un sistema en el que hay «unos mil presos políticos», 700 de ellos detenidos en las protestas históricas de julio de 2021.
También criticó que el gobierno cubano obstaculice la entrada de expertos independientes en la isla que estudien la situación de derechos humanos, y particularmente las libertades de expresión, religión o reunión pacífica.
El embargo a Cuba, impuesto hace 61 años y que lleva 31 años recibiendo condenas abrumadoras en la Asamblea General de la ONU, no ha conseguido, pese a sus propósitos, modificar en lo sustancial la política interior de Cuba, y más bien ha empujado al país a apoyarse en países hostiles a EE UU como pueden ser Rusia, Irán o Venezuela.
Por otra parte, Mills dijo que su país, pese al embargo, sigue siendo «una fuente importante de bienes humanitarios a Cuba», y citó el ejemplo de que en 2022 las compañías estadounidenses exportaron productos agrícolas a la isla por valor de 295 millones de dólares.