«Nicaragua es una dictadura tras la farsa electoral del domingo, por lo que el régimen de Daniel Ortega carece de cualquier mandato democrático», dijo este martes Ricardo Zúñiga, el secretario adjunto para Latinoamérica del Departamento de Estado de Estados Unidos.
Así lo indicó Zúñiga en una conferencia telefónica al comentar las elecciones del domingo en Nicaragua, que, aseguró, no tienen «ninguna legitimidad» debido a que «nadie se deja engañar por la farsa electoral» del 7 de noviembre.
«Es una dictadura, simplemente (…) Ha quedado más claro que nunca que Ortega y su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo han impuesto una dictadura basada en el personalismo y el poder familiar», dijo el funcionario estadounidense.
Zúñiga reiteró que EE UU seguirá usando «la diplomacia» y las medidas coordinadas con los socios regionales, como las sanciones y «las restricciones de visados», para promover la «rendición de cuentas» de los «cómplices» del gobierno de Ortega.
Se espera que el presidente estadounidense, Joe Biden, firme próximamente la llamada ley «Renacer» (siglas en inglés de Reforzar el Cumplimiento de Condiciones para la Reforma Electoral en Nicaragua), que amplía la supervisión de los préstamos de las instituciones financieras internacionales a ese país.
EE UU impondrá más sanciones a Nicaragua
Además, aboga por la imposición de sanciones selectivas a responsables nicaragüenses y que estas se coordinen con el gobierno de Canadá y la Unión Europea (UE), a la vez que se revise la participación continua de Nicaragua en el Tratado de Libre Comercio con Centroamérica (Cafta).
Zúñiga instó, asimismo, a que los países de la región den «una respuesta contundente» a lo sucedido el domingo en Nicaragua durante la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), que comienza el miércoles.
El presidente nicaragüense se impuso este domingo en ausencia de oposición, después de que en los últimos meses fueran arrestados siete aspirantes a la presidencia que se perfilaban como sus principales contendientes y tras la disolución de tres partidos políticos.
Ortega, que volvió al poder en 2007 tras coordinar una junta de gobierno de 1979 a 1985 y presidir por primera vez Nicaragua de 1985 a 1990, se encamina así hacia su quinto mandato, tras ser reelegido con 76% de los votos, en medio del desconocimiento del proceso por parte de la mayoría de la comunidad internacional, incluidos Estados Unidos y la UE.