La economía de Estados Unidos registró un crecimiento de 1,6% en el primer trimestre del año, sin cambios respecto al primer cálculo hecho hace un mes, en una muestra más del avance en la recuperación tras la crisis provocada por la pandemia del covid-19, informó hoy la Oficina de Análisis Económico.
Se trata de la segunda estimación, de las tres que hace el gobierno de Estados Unidos cada trimestre, sobre la actividad económica en el arranque del año después de la contracción anual del Producto Interno Bruto (PIB) del 3,5% registrada en 2020.
La revisión al alza en el gasto de los consumidores, que en Estados Unidos supone dos tercios de la actividad económica, fue compensada por el descenso en las exportaciones, de acuerdo al informe.
Avance basado en el respaldo gubernamental
La BEA remarcó que el crecimiento vino apuntando por «la reapertura de negocios y la continuada respuesta del gobierno relacionada con la pandemia».
En concreto, la oficina federal dependiente del Departamento de Comercio mencionó las transferencias directas de efectivo, la extensión del subsidio de desempleo, y las ayudas a pequeñas y medianas empresas tras los dos recientes paquetes de rescate aprobados por el Congreso de Estados Unidos en diciembre del pasado año y febrero de 2021.
En lo que se refiere a la tasa anualizada, el indicador más utilizado en Estados Unidos y que muestra el crecimiento que tendrá la economía de mantenerse este ritmo todo el año, la cifra sería de 6,4%.
Tanto el gobierno como los mercados esperan que este año se registre una notable aceleración económica.
Para respaldar la expansión, el presidente estadounidense, Joe Biden, ha propuesto un multimillonario plan de inversión en infraestructuras y en programas de protección social, y ha asegurado que el crecimiento de Estados Unidos en 2021 podría superar el 6 % anual, algo que no ha sucedido en el país desde la década de 1980.
Al empuje fiscal se suma el extraordinario apoyo monetario por parte de la Reserva Federal (Fed), el banco central de Estados Unidos, que mantiene los tipos de interés de referencia cerca del 0% y una compra de bonos mensual de 120.000 millones de dólares.
Dudas en el horizonte
Pese a ello, en las últimas semanas se han conocido varios indicadores que han generado preocupación acerca del verdadero estado de la economía estadounidense.
Por un lado, en abril se divulgó la tasa de evolución de precios al consumidor, que subió 0,8% y ha situado la inflación interanual en 4,2%, la más alta registrada desde 2008.
Con ello ha crecido el nerviosismo sobre el despegue de la inflación en la primera economía mundial, lo que podría forzar, de mantenerse en los próximos meses, a la Fed a iniciar la retirada del estímulo.
El presidente del banco central, Jerome Powell, ha señalado que este repunte en los precios es de carácter «transitorio» y que se irá disipando hasta situarse en torno a la meta anual de la Fed de 2% anual en el medio plazo.
Por otro lado, también el mes pasado, el informe mensual de desempleo arrojó un sorprendente dato: la creación de empleo se frenó de forma inesperada en Estados Unidos en abril con 266.000 nuevos puestos de trabajo frente al millón esperado por los analistas.
Además, la tasa de desempleo subió al 6,1%, una décima más que en marzo.
Este dato ha generado especial inquietud ya que en Estados Unidos todavía hay 8 millones de empleos menos que en febrero de 2020, cuando llegó la pandemia al país.
Algunos economistas apuntan como causas la reticencia de los trabajadores ante la persistencia de la pandemia y un reajuste del mercado laboral.
Desde la oposición republicana, sin embargo, se culpa al refuerzo de los subsidios por parte de Biden que, a su juicio, desincentivan la búsqueda de empleo.
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