Israel volvió a bombardear este sábado la Franja de Gaza, donde el ejército continúa su ofensiva contra el grupo islamista palestino Hamás, diezmado tras un año de guerra y el asesinato de su líder.
A principios de este mes, Israel lanzó una nueva ofensiva en el norte del enclave, donde afirma que Hamás se está reagrupando.
Hamás, que gobierna Gaza desde 2007, advirtió el viernes que no liberará a los rehenes en su poder hasta que Israel ponga fin a la guerra, desencadenada tras los letales ataques del 7 de octubre de 2023, que dejaron 1.206 muertos, en su mayoría civiles. , y 251 rehenes, de los cuales 97 siguen cautivos.
El movimiento aseguró que la muerte de su líder Yahya Sinwar, de 61 años y considerado el cerebro de los ataques, «reforzará» al grupo.
Un reporte del diario The New York Times, que entrevistó al director de los servicios forenses de Israel, Chen Kugel, afirma que el líder de Hamás murió de un disparo en la cabeza y había sufrido lesiones por metralla que le dejaron el antebrazo «destrozado». .
Según periodistas de AFP y la Defensa Civil, el ejército israelí bombardeó varios puntos de la Franja de Gaza este sábado por la mañana, entre ellos el campo de Jabaliya, tras el ataque mortal del viernes.
El ejército israelí dijo que está «verificando» las informaciones sobre ese ataque. Varios testigos relataron intensos disparos y bombardeos de artillería sobre este campo, así como ataques contra el de Bureij, en el centro del territorio.
Según las autoridades de salud, las fuerzas israelíes bombardearon también el hospital indonesio de Beit Lahia, en el norte.
«El infierno en la tierra»
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, dijo la víspera que la muerte de Sinwar marca «el principio del fin» de la guerra en Gaza y varios líderes extranjeros compartieron la esperanza de que abra la vía a un alto el fuego.
El presidente estadounidense, Joe Biden, consideró que su muerte es «una oportunidad para buscar el camino hacia la paz» en el Oriente Medio.
Pero varios analistas subrayaron que la muerte del líder de Hamás desorganizó aún más el movimiento, que ahora estaría disperso en pequeñas células, lo cual podría complicar las futuras negociaciones.
«Antes, todos los esfuerzos de negociación se basaban en la idea de que Sinwar tenía una conexión con la mayoría de los que tenían los rehenes y que podía influir en sus acciones», resumió Jon Alterman, del centro de reflexión estadounidense CSIS.
En Gaza, sin embargo, hay pocas esperanzas de que el asesinato de Sinwar ponga fin a la guerra.
«Siempre pensamos que cuando llegara ese momento la guerra terminaría y nuestras vidas volverían a la normalidad», dijo a la AFP Jemaa Abu Mendi, un gazatí de 21 años.
«Pero la guerra no ha parado y las matanzas continúan sin cesar», agregó.
Al menos 42.500 palestinos, en su mayoría civiles, murieron desde el inicio de la ofensiva israelí hace más de un año, según datos del Ministerio de Salud gazatí, considerados confiables por la ONU.
El pequeño territorio, asediado por Israel, es un verdadero «infierno en la tierra» para el millón de niños que viven allí, afirmó el viernes Unicef.
Por las «masacres»
El Hezbolá libanés, apoyado por Irán, lleva un año lanzando cohetes y drones hacia el norte de Israel en apoyo a Hamás.
Este sábado, afirmó que lanzó cohetes contra una base militar cerca de la ciudad de Haifa, en el norte de Israel, en respuesta «a las masacres» cometidas por el ejército israelí en Líbano.
La oficina de Benjamin Netanyahu afirmó que un dron fue lanzado hacia la residencia privada del primer ministro en Cesarea, una localidad costera del centro de Israel.
El primer ministro y su esposa no estaban presentes y no hubo víctimas», indicó la oficina de Netanyahu en un comunicado.
En total, al menos 115 proyectiles fueron disparados este sábado desde el Líbano, según el ejército israelí.
En Líbano, dos personas murieron en un bombardeo israelí que tuvo como objetivo, por primera vez desde el inicio de la guerra entre Israel y Hezbolá, la carretera que une Beirut con el norte del país, según el Ministerio de Salud libanés.
Israel dice que quiere neutralizar a Hezbolá en las regiones cercanas a su frontera y permitir el regreso al norte de su territorio de unos 60.000 habitantes desplazados desde hace un año por el incesante lanzamiento de cohetes del movimiento islamista.
Al menos 1.418 personas han muerto en el Líbano desde el inicio de los bombardeos israelíes contra Hezbolá el 23 de septiembre, según un recuento de la AFP basado en datos oficiales. La ONU contabiliza alrededor de 700.000 personas desplazadas.
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