“Para ir al baño tenían que tocar una puerta. A veces podían tardar una o dos horas para eso. Comían, pero no regularmante: había días en que sólo les daban pan de pita y en todo caso, comían mucho arroz y pan. Perdieron entre seis y ocho kilos. Dormían sobre unos bancos que armaban juntando unas tres sillas, en una recepción”.
Merav Mor Raviv, prima de Keren Munder (54 años de edad), que fue liberada el viernes junto con su hijo Ohad (9) y su madre Ruthy (78), en la primera tanda de rehenes entregados por el grupo terrorista Hamás, describió este domingo únicamente estos detalles del cautiverio de sus familiares. En una entrevista por zoom con diversos medios internacionales en la que participó LA NACION, en efecto, la consigna era no hacer preguntas sobre las condiciones de detención de los rehenes liberados, sus condiciones médicas, sobre cómo habían sido tratados, ni sobre los demás secuestrados aún en Gaza. Pero Merav igual quiso dar esos detalles.
Sus familiares se encuentran ahora resguardados en hospitales de Israel, donde son monitoreados por médicos y psicólogos. Desde que Yochved Lifshitz, rehen de 85 años de edad liberada el 23 de octubre dio una conferencia de prensa en el lobby del hospital Ichilov de Tel Aviv, en la que describió el “infierno” vivido, la “telaraña” de túneles de Gaza y destacó que los terroristas la habían tratado “bien”, las autoridades israelíes cambiaron los protocolos. Prefieren controlar y limitar la información, porque se trata de material más que sensible y usable en la guerra de propaganda también en curso.
«Estamos tratando de recuperarnos»
En la entrevista participó también Adva Adar, nieta de Yaffa Adar (85 años de edad), cuyo video sentada en un carrito de golf mientras era llevada de su kibutz de Nir Oz por terroristas hacia Gaza, se volvió viral el 7 de octubre.
“Mi abuela que fundó su kibutz con sus propias manos, creía en el sionismo, y amaba a este país”, escribió entonces en Facebook la joven. Adva vivió uno de los momentos más fuertes de su vida cuando volvió a abrazar a su abuela, el viernes por la noche, en un hospital, después de casi 50 días de cautiverio en Gaza. “Cuando la vi no podía parar de llorar. Por suerte pudimos abrazarla de nuevo y era ella la que nos consolaba, nos decía ‘estoy bien, estoy acá, sobreviví’, dándonos a todos fuerza”, contó.
“Ahora estamos tratando de recuperarnos, de que ella se recupere de su infierno y estoy muy orgullosa de ella, que es una mujer muy fuerte. Igual tengo que decir que, aunque mi abuela regresó, nuestra lucha no terminó porque sigue habiendo unos 200 rehenes, todos tienen sus historias y tenemos que seguir presionando para que todos vuelvan”, agregó, emocionada. Uno de sus primos, que es uno de los ocho nietos de su abuela, Tamir Adar (38), es uno de los rehenes que siguen en manos de Hamás.
Adva precisó que su abuela durante el cautiverio contaba los días. “Sabía que habían pasado casi 50 cuando salió. Ahora se encuentra acompañada, con ayuda psicológica y va a necesitar tiempo para recuperarse. Su cuerpo y su alma están tratando de adaptarse a la nueva realidad, que es dura”.
Llantos e inmensa conmoción
Su casa de toda la vida del kibutz Nir Oz, pegado a Gaza, ya no existe: como muchas otras, fue incendiada durante el ataque terrorista. “Para una persona de 85 años no es fácil empezar de nuevo: en su casa tenía sus cosas, sus álbumes de fotos y de repente no tiene más nada. Por lo menos al ser liberada se enteró que muchos familiares que pensaba que habían sido matados, están vivos. Y la ayudaremos a encontrar un lugar para vivir donde se encuentre cómoda”, dijo Adva, sin ocultar el trauma.
A su turno, Merav también contó que hubo llantos e inmensa conmoción cuando pudo volver a abrazar a su prima Keren y a su hijo, Ohad, que cumplió 9 años de edad el 23 de octubre, en Gaza.
“Ellos habían ido al kibutz Nir Oz a visitar a sus abuelos para el fin de semana cuando ocurrió el ataque del 7 de octubre. Como viven en Kfar-Saba, no en un kibutz, por lo que no están acostumbrados a las sirenas y a los misiles, entonces pensaron que los iban a matar”, relató, sin disimular el espanto.
«Llevará tiempo entender
Ahora que se encuentran a salvo en un hospital, a ellos también les cuesta enfrentarse a la realidad: sin contar que un primo fue asesinado –quedó carbonizado en su casa incendiada y ni siquiera pudo ser identificado-, aún queda en manos de Hamás su tío, Avraham Munder, padre de Keren y marido de su madre, Ruthy (78), que también perdió su casa.
“Ya le buscaremos un lugar donde vivir, para reconsturir el kibutz de Nir Oz harán falta dos años y, en ese sentido, Ohad es un niño afortunado: a diferencia de otros chicos liberados que ya no tienen su casa o se han vuelto huérfanos, él tiene a sus padres, su casa de Kfar Saba, su cuarto, su escuela, sus clases de tenis”, subrayó Merav.
“En el hospital, ayer, Ohad estaba feliz, muy emocionado por los regalos, la ropa y por la alegría del reencuentro. Él no entiende bien lo que pasó, no se da cuenta de que ahora se volvió famoso en Israel y en todo el mundo”, contó. “El hospital le dijo que podía invitar a dos amigos y él dijo que tenía muchos más y finalmente fueron diez: le habilitaron un cuarto donde los chicos pudieron jugar, reír”, precisó, al destacar que más allá de eso, también para él vendrán tiempos difíciles. “Aunque no soy psicóloga, es evidente que, como a su madre y a su abuela, le llevará tiempo entender”, puntualizó.
Ohad who was just released from Hamas’ hell in Gaza, hanging with his friends and eating an ice cream for the first time in 49 days 💔❤️🩹 pic.twitter.com/sXH9w1pRLv
— Hen Mazzig (@HenMazzig) November 25, 2023
Merav y Adva, que no ocultaron haber vivido semanas llenas de angustia, de incertidumbre, sin saber absolutamente nada de sus seres queridos, jamás mencionaron a Hamás durante la entrevista, que duró una hora. Ambas evidentemente aliviadas por el reencuentro, pero aún traumatizadas y preocupadas por los demás rehenes que aún no fueron liberados, dijeron que durante los casi 50 días de cautiverio en Gaza, sus familiares estuvieron desconectados de todo lo que estaba ocurriendo afuera; aunque admitieron que sí sabían que el 7 de octubre había comenzado una guerra en represalia por el ataque.
Cuando LA NACION preguntó si les parecía compatible el doble objetivo del gobierno israelí de eliminar a Hamás y de traer a casa a todos los rehenes, la respuesta fue contundente. “No soy política, hay un gobierno, hay un Ejército y es su trabajo traer de regreso a todos los rehenes lo antes posible. No me importa cómo lo hacen, familiares de rehenes o no, debería importarle, porque no es su tema”, dijo Merav.
Coincidió Adva, que sumó: “Tenemos que creer en las Fuerzas de Defensa Israelíes, tenemos que confiar y quiero creer que las autoridades, el gobierno israelí y la comunidad internacional tienen como prioridad eso, que vuelvan a casa todos los rehenes”.
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