Los presidentes de Estados Unidos, Donald Trump, y China, Xi Jinping, serán este fin de semana los protagonistas indiscutibles de la cumbre del G20, con un nuevo intento de frenar su guerra comercial antes de que Washington cumpla su amenaza de extender sus aranceles a todas las importaciones chinas.
La visita de Trump a Osaka, llega con varios frentes abiertos en su política exterior, incluidas las crecientes tensiones con Irán y el estancamiento de su estrategia en Venezuela, que centrarán este viernes una reunión con el presidente ruso, Vladímir Putin.
Antes de despegar hacia Osaka, Trump confirmó que si no llega a un acuerdo con Xi recrudecerá los aranceles a China, pero confundió a los mercados al estimar el valor de los próximos productos afectados en 600.000 millones de dólares, una cifra que supera con creces el total de las importaciones chinas anuales a Estados Unidos.
La otra reunión clave de Trump en Osaka será la que mantendrá con Putin, al que verá por primera vez desde su polémica cumbre de hace casi un año en Helsinki, en la que el mandatario estadounidense puso en duda las conclusiones de sus propias agencias de Inteligencia sobre la presunta injerencia rusa en las elecciones de 2016.
La Casa Blanca ha evitado estructurar la agenda de la reunión para satisfacer los deseos de Trump, que quiere dejarse guiar por su química personal con el líder ruso, pero se espera que ambos hablen tanto de la drástica escalada en las tensiones entre Estados Unidos e Irán como de la crisis política en Venezuela.
Cinco meses después de reconocer como presidente de Venezuela Juan Guaidó, la Casa Blanca ha bajado el volumen a su campaña contra Nicolás Maduro, pero no ha dejado de culpar a Rusia de que siga en el poder.
Venezuela también centrará parte de la reunión de Trump este viernes con el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, con el que ya mostró una gran sintonía al recibirle en marzo en la Casa Blanca.