«¿Aquí con qué puedo pagar?». Esta es la pregunta que se hacen en Cuba cuando cualquier ciudadano entra a una tienda, un restaurante o una gasolinera, en una isla donde conviven cuatro monedas y múltiples tasas de cambio.
«Es tortuoso eso, dónde voy a comprar, a cómo está el cambio, si me conviene cambiarlo», dice agobiado a la AFP Pedro González, un ingeniero de 68 años que se retiró en 2020, pero volvió a trabajar siete meses después, al ver que sus pesos «se evaporaban como el agua».
El gobierno aplicó en 2021 una reforma monetaria para unificar las dos monedas que circulaban en el país: el peso cubano y el peso convertible local que equivalía al dólar.
Pero, tres años después, el peso cubano cohabita con el dólar, el euro y el MLC (moneda libremente convertible), una divisa virtual instaurada en 2019 por el gobierno equivalente al dólar y que sólo tiene valor legal en tiendas estatales en Cuba.
Además de las múltiples monedas, en el país existen dos tasas de cambio oficiales, una de 24 pesos por dólar para empresas y otra de 120 para el público en general. Adicionalmente hay una tercera tasa informal que supera los 300 pesos por billete verde.
Para el cubano de a pie es más que complicado lidiar con cuatro monedas y la tasa de cambio que reconoce cada establecimiento.
«Hay que estar muy atento a ese mecanismo» de monedas para «aprovechar al máximo» el dinero, dice Pedro González, que habla casi como un financiero que revisa cada mañana las tasas de cambio y traza estrategias.
Las remesas que llegan a Cuba
Para el economista cubano Pavel Vidal, académico de la Universidad Javeriana de Cali, Colombia, «no hay ninguna economía que pueda crecer y desarrollarse en estas condiciones monetarias y cambiarias». Esto genera «desigualdades y distorsiona los precios relativos en los mercados», añade.
Cuba vive su peor crisis económica en 30 años con una contracción del PIB de 2% en 2023, debido a los efectos prolongados de la pandemia de covid-19, el recrudecimiento del embargo impuesto por Washington y las debilidades estructurales de su economía centralizada.
La inflación se disparó 70% en 2021, 39% en 2022 y 30% en 2023.
González asegura que incluso sumando su pensión y su nuevo salario tampoco podría llegar a fin de mes, si no fuera por las remesas que recibe de su hijo, que emigró hace dos años a Estados Unidos.
Explica que cuando recibe 100 dólares, cambia la mayor parte a pesos, lo que le permite comprar en las tiendas privadas que el gobierno autorizó en 2021, con una mejor oferta que las estatales que venden en MLC.
En este país de 11,1 millones de habitantes, el salario medio es de 4.200 pesos al mes (35 dólares).
«Yo no recibo nada (ni dólares ni euros)», se lamenta el albañil Lázaro Ruiz, de 69 años, un ciego tardío que malvive en condiciones muy pobres.
Otra ecuación es la que tiene que hacer Ana Valls, de 80 años, que renta una habitación de su casa en La Habana. Los pesos que gana los convierte en MLC, una moneda que según el economista sufre «una depreciación interanual de 10,7%».
Aunque para tener MLC uno tiene que depositar dólares en una tarjeta de esta moneda virtual, después el MLC no se puede cambiar por dólares físicos. En el caso de Ana, entrega sus pesos a una persona que le hace una transferencia en MLC.
«Así vamos resolviendo», dice Valls al salir arrastrando un carrito de compras cargado de alimentos de una tienda de la capital en la que solo aceptan esa moneda virtual.
«Apetito por las divisas»
La demanda de divisas extranjeras ha crecido debido a que los cubanos que se están yendo del país, en medio de una ola migratoria que batió récords en 2022 y 2023, acaparan los dólares para poder financiar sus onerosos viajes.
Por otro lado, las incipientes empresas privadas necesitan dólares para importar y no siempre los consiguen en el mercado oficial.
«Ha sido muy marcado el apetito por las divisas en detrimento del peso cubano», explica el experto Pavel Vidal.
Ante la falta de liquidez, el Banco Central de Cuba implementó el año pasado acciones para estimular los pagos electrónicos y potenciar la bancarización de la economía.
En diciembre, el gobierno adelantó la próxima «intervención» del mercado informal «y el control del tipo de cambio».
La medida forma parte de un plan para «reimpulsar la economía», que incluyó un aumento del precio del combustible en más de 400% a inicio de marzo.
Ahora la venta de carburantes es en dólares para turistas extranjeros y los cubanos que puedan darse ese lujo. El MLC, paradójicamente, no entra entre las divisas aceptadas en las estaciones de gasolina para obtener combustible.
«Ya el MLC no le funciona ni al propio gobierno», sentencia Vidal.