Chile conmemoró este lunes en medio de disturbios aislados el segundo aniversario de la histórica marcha de más de un millón de personas en Santiago durante la revuelta de 2019 y un año del plebiscito en el que más de 78% de los votantes apoyó cambiar la Constitución heredada de la dictadura (1973-1990).
Decenas de manifestantes incendiaron barricadas en la Alameda, la principal vía de Santiago y cometieron saqueos en el comercio, antes de ser dispersados a calles aledañas por la policía, que apagó las obstáculos con carros lanza agua.
Mientras, una columna de ciclistas avanzó lanzando gritos en contra del gobierno de Sebastián Piñera frente al Palacio presidencial de La Moneda, constató un periodista de la AFP.
A dos kilómetros de los disturbios, unos 300 manifestantes protestaban pacíficamente en Plaza Italia, epicentro de la revuelta social de 2019 y rebautizada como Plaza Dignidad.
Los manifestantes golpearon cacerolas y tocaron cornetas para conmemorar las dos demostraciones de fuerza ciudadana que consiguieron iniciar cambios profundos en una sociedad que se levantó contra la desigualdad, tras protestar contra un Estado ausente en temas sociales y criticar un modelo acusado de beneficiar a una élite empresaria y política.
«Hoy esta fecha por partida doble nos ha demostrado que las personas quieren un cambio. Con esa misma esperanza hoy seguimos trabajando para darle solución a las demandas para un Chile mejor. No nos soltemos, juntos somos uno», dijo el joven diputado de izquierda y candidato a la presidencia Gabriel Boric, representante de la coalición Apruebo Dignidad.
Las históricas protestas de 2019 en Chile
El 18 de octubre de 2019, los chilenos tomaron las calles para pedir salud universal, educación pública de calidad y pensiones dignas en un país donde se impuso durante la dictadura de Augusto Pinochet un plan de corte neoliberal que produjo un gran desarrollo en los últimos 30 años pero también agudizó las diferencias sociales.
Tras una semana de multitudinarias marchas en todo el país, con violentos incidentes, incendios y saqueos, el 25 de octubre de 2019 1,2 millones de personas acudieron al centro de Santiago sin convocatoria para participar en la mayor protesta desde la vuelta de la democracia, una jornada pacífica de rechazo al gobierno del conservador Sebastián Piñera.
Luego de esa multitudinaria marcha, Piñera reconoció en Twitter que había «escuchado el mensaje». Y este lunes hizo una referencia al peligro de los actos violentos en paralelo a manifestaciones pacíficas.
«No podemos olvidar que más de 14.000 empresas fueron afectadas por los actos de violencia, vandalismo y delincuencia en períodos post 18 de octubre de 2019. Esa esencia destructiva que la volvimos a ver hace unos días nos llama a condenar la violencia y respetar el Estado de derecho», dijo en un acto ante representantes de pequeñas y medianas empresas.
Tareas pendientes
La represión policial contra las movilizaciones de 2019 dejaron más de 30 muertos y acusaciones internacionales de violaciones de los derechos humanos. Las protestas derivaron en la convocatoria de un plebiscito para cambiar la Constitución como salida institucional a las protestas, que se realizó un año después de aquella marcha, el 25 de octubre de 2020. 78% votó a favor de cambiar la Constitución.
«Chile muestra algunos avances, pero debe profundizar sus esfuerzos para abordar las violaciones y abusos cometidos a fines de 2019», recordó este lunes un comunicado de la oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos (Acnudh), que en noviembre de hace dos años elaboró un informe tras enviar una misión técnica al país suramericano para hacer un seguimiento a la implementación de sus recomendaciones.
«Persisten obstáculos en el acceso de las víctimas a la justicia, reparación y garantías de no repetición, entre otros derechos fundamentales», dijo Jan Jarab, representante de Acnudh en América del Sur.
Cambio en construcción
El resultado del plebiscito supuso la creación de la Convención Constituyente, que desde el 4 de julio de 2021 sesiona, por nueve meses prorrogables por tres más, para redactar una nueva Constitución que recoja todas las demandas que gritaron los chilenos hace dos años.
Ese texto tendrá que ser validado por la ciudadanía de nuevo en otro acto democrático a través de un plebiscito de voto obligatorio. «Hace un año votamos por una nueva Constitución, hoy la estamos escribiendo», manifestó una de los 155 miembros constituyentes, la bióloga Cristina Dorador.
El escritor chileno Jorge Baradit, también constituyente, recordó que «hace dos años, más de un millón de personas marcharon pacíficamente para exigir el fin de la desigualdad» y «hace un año, por primera vez en nuestra historia, se le preguntó a la ciudadanía si quería o no una nueva Constitución».
«Hoy, estamos cambiando el rumbo de Chile», añadió, en redes sociales