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Discursos transfóbicos se multiplican en Japón por ley que los tilda de “agresores sexuales”

por Avatar AFP

Una nueva ley antidiscriminación en Japón podría hacer creer que las personas LGBT+ están protegidas. Sin embargo, los discursos transfóbicos se multiplican.

La realidad es más compleja, como demuestran las polémicas respecto a las personas transgénero. Hay una desinformación que asocia a las mujeres transgénero con la violencia sexual en lugares públicos. Incluso se está extendiendo muy ampliamente. Así advirtió este año la organización japonesa J-ALL, que lucha por los derechos LGBT+.

«Se nos describe como agresoras sexuales. Como personas físicamente masculinas que invaden espacios reservados a las mujeres». Así señala a AFP Minori Tokieda, una mujer transgénero.

Como ella, muchos miembros de la comunidad están profundamente heridos por estas acusaciones. Las mismas que sienten como una «negación» de su existencia, explica.

Esto se debe a que desde hace años Japón está en la búsqueda de un equilibrio en lugares públicos.

La diatriba entre los derechos de las personas transgénero y la preservación de espacios reservados a las mujeres. Se discute desde hace años en Estados Unidos y Europa, pero el tema es más reciente en Japón.

Tras un intenso debate, el mes pasado el Parlamento japonés aprobó una ley para «promover la comprensión» de las personas LGBT+.

Sin embargo, el texto no satisface a nadie: demasiado tímido para unos y demasiado tolerante para otros.

Se propagaron rumores. Uno de ellos es que se le permitiría a hombres ser admitidos en las zonas reservadas a las mujeres. Como en los baños públicos, muy populares en Japón.

«Si fuera un pervertido, merodearía (en el vestuario de las mujeres) exhibiendo mi pene, y sería perdonado porque soy una mujer en el alma». Así se expresa en Twitter un internauta japonés que desaprueba la nueva ley.

La polémica en las redes sociales japonesas se intensificó desde la semana pasada. Esto después de un fallo histórico del Tribunal Supremo a favor de una empleada transgénero.

La mujer, que trabaja en un ministerio, había sido obligada por sus superiores a utilizar unos baños alejados de su oficina.

Falta de comprensión en Japón

Japón tiene un historial desigual en la defensa de los derechos de las minorías sexuales. Los casos de agresiones físicas a personas LGBT+ son raros en el país.

Ninguna ley impide a dos personas del mismo sexo vivir en pareja. Pero Japón no reconoce el matrimonio ni la unión civil entre personas del mismo sexo, a diferencia de los demás países del G7. Las personas transgénero solo pueden cambiar su sexo en los documentos legales si acuden a un tribunal de familia. Deben someterse previamente a una cirugía de reasignación sexual y demostrar la ausencia de capacidad reproductiva, lo que generalmente requiere la esterilización.

En el país se dedican a difundir imágenes de mujeres transgénero con características físicas excesivamente «masculinas».

Esto transmite la idea de que son «imposibles de distinguir» de los hombres, explica Aki Nomiya, mujer transexual y especialista en estudios de género en la universidad de Kanagawa.

Los detractores «afirman que el hecho de autorizar a las mujeres transgénero permitirá a los hombres mezclarse más fácilmente en la masa. Incluidos los que tienen tendencias criminales», continúa esta investigadora.

Voces a favor y en contra

Una visión reflejada en la reciente ley contra la discriminación, que está explícitamente subordinada a «la seguridad de todos los ciudadanos».

Sin embargo, la polémica sobre los «baños neutrales» en Tokio o la decisión de una universidad para mujeres de admitir estudiantes transgénero no cesa de aumentar.

«Las mujeres no tienen manera de saber quién de las personas admitidas tiene intenciones criminales», argumenta Minori Moriya, codirectora de un colectivo que se opone a la presencia de transexuales en los espacios reservados a las mujeres.

«Las personas que conservan los genitales masculinos» no deberían ser admitidas en el baño de mujeres para «protegerlas», insiste.

La violencia sexual y el voyerismo «deberían ser castigados y reprimidos. Pero en cierto modo son los transexuales los que son culpados», replica Minori Tokieda.

«Los mensajes de odio en las redes sociales provienen de una clara falta de comprensión hacia las personas transgénero», lamenta.