La Constitución rusa fue intocable durante más de 25 años hasta que el Kremlin decidió reformarla. Ahora, los rusos quieren que incluya, entre otras cosas, la existencia de Dios, la victoria de la URSS en la Segunda Guerra Mundial, que la familia es exclusivamente una unión entre un hombre y una mujer, que Rusia es una potencia nuclear y que Vladímir Putin es el líder supremo del país.
«Es evidente que no podemos meter todo en la Constitución. Es extremadamente importante sopesar cada palabra, cada letra, cada coma», dijo esta semana Putin al grupo de trabajo que estudia las enmiendas a la carta magna.
Debido al gran número de propuestas -más de medio millar-, la Duma o cámara de diputados tuvo que retrasar la aprobación relámpago de la reforma constitucional propuesta por Putin el pasado 15 de enero durante su discurso sobre el Estado de la nación.
«No tenemos prisa. Esto no lo hacemos para el día de hoy, sino para futuras generaciones», precisó.
Dios existe para la Constitución
Putin abrió la caja de pandora y el Patriarca Kiril le tomó la palabra. El jefe de la Iglesia Ortodoxa propuso mencionar a Dios en el preámbulo de la Constitución.
«Si en el himno se puede decir ‘patria querida protegida por Dios’, ¿por qué no se puede decir en la Constitución?», comentó.
Kiril, quien subrayó que la gran mayoría de los rusos creen en la existencia de un ser divino superior, matizó que cuando habla de Dios se refiere no solo al de los cristianos ortodoxos, sino también al de los musulmanes y a «muchos, muchos otros».
El representante del Kremlin en materia de reforma constitucional, el senador Andréi Klishas, apoyó inmediatamente la propuesta, pero los comunistas la rechazaron categóricamente.
Según el artículo 14, la Federación Rusa es un Estado laico en el que ninguna religión puede ser considerada obligatoria u oficial.
Prohibido ceder territorio
En un gesto de patriotismo muy aplaudido en la prensa oficialista, el conocido actor Vlavímir Mashkov también propuso incluir en la Constitución la prohibición de ceder territorio a un Estado extranjero.
«Se prohíbe ceder territorio. E incluso entablar negociaciones al respecto», afirmó Mashkov y mencionó la península de Crimea, anexionada a Ucrania; las islas Kuriles, reclamadas por Japón desde 1945, o el enclave de Kaliningrado, antaño territorio alemán.
Al respecto, Putin dejó clara su postura: «Mantenemos con nuestros socios negociaciones sobre algunos asuntos, pero la idea me gusta».
No le gustó tanto la idea de plasmar en la Constitución que Rusia es una potencia nuclear. La iniciativa fue del escritor Zajar Prilepin, quien saltó a las portadas de los periódicos por combatir en el bando separatista prorruso en la guerra en el Donbás.
«El estatus nuclear no es eterno. Como dijo un especialista en energía, la edad de piedra no terminó porque acabaran las piedras, sino por que aparecieron nuevas tecnologías», explicó el presidente.
Putin pronosticó que llegará el momento en que la bomba atómica sea un «sinsentido». Recordó que son las armas hipersónicas las que impedirán en las próximas décadas que Estados Unidos iguale el arsenal estratégico ruso.
Putin, líder supremo
Con los pies en la tierra, aunque con la mira también en las alturas del poder, el líder ultranacionalista Vladímir Zhirinovski planteó la posibilidad de acuñar en la Constitución la figura de Putin como «líder supremo» de Rusia.
El Kremlin no la descartó de raíz, pero en la Duma calificaron de «curiosa» la propuesta. En 2014 Putin ya respondió con una simple sonrisa a una iniciativa similar.
Las enmiendas presidenciales ya se proponen incluir en la Constitución un nuevo órgano con amplios poderes, el Consejo de Estado, que podría ser presidido por Putin cuando abandone el Kremlin en 2024.
En línea con la campaña contra el revisionismo sobre la Segunda Guerra Mundial, Putin apoyó a pies juntillas la enmienda que planteaba incluir un artículo sobre la victoria de la Unión Soviética sobre la Alemania nazi (1941-45), aunque en 1939 ambos países firmaron el pacto Mólotov-Ribbentrop para repartirse Europa.
Fue el senador y periodista Alexéi Pushkov, conocido por sus diatribas contra Occidente, el que lo propuso tras denunciar los intentos de crear una «historia alternativa en la que el papel de la URSS en la victoria se verá devaluada».
Padre y madre, no progenitor A y B
Putin no quiso incluir en la Constitución el concepto de que «la familia es una unión entre un hombre y una mujer», a propuesta de la diputada ultraconservadora Olga Batálina, enemiga acérrima de la comunidad homosexual.
«¿Y si es una familia incompleta? ¿Entonces qué? Vamos a precisar algunas cuestiones. Matrimonio es una unión entre un hombre y una mujer y la familia es un poco diferente», replicó Putin.
Eso sí, dejó claro que «mientras sea presidente» en Rusia nunca se legalizará el matrimonio homosexual.
«En lo que se refiere al ‘progenitor número uno y progenitor número dos’, yo ya me pronuncié públicamente y lo digo una vez más: mientras yo sea presidente no habrá progenitor uno y dos, habrá papá y mamá», subrayó.
En cuanto al plebiscito constitucional, que podría celebrarse el 22 de abril, los comunistas ya se han ocupado ellos mismos de rechazar esa opción. Y es que en dicha fecha se conmemorarán los 150 años del nacimiento de Vladímir Ílich Lenin (1870).