Dinamarca se convertirá en el primer país del mundo en tasar los eructos y flatulencia del ganado, que representan el segundo gas de efecto invernadero más presente en la atmósfera, en una insólita medida con la que pretende alcanzar su objetivo de neutralidad carbono en 2045.
A partir de 2030, las emisiones de metano, causadas por las flatulencias del vacuno y los cerdos daneses se gravarán con 300 coronas (44 dólares) por tonelada equivalente de CO2.
Esta cantidad pasará a 750 coronas (unos 102 dólares) en 2035, en virtud de un acuerdo alcanzado en junio entre el gobierno, una parte de la oposición y representantes de ganaderos, de la industria y del ámbito sindical.
El Parlamento del país escandinavo, que se presenta como uno de los más virtuosos en materia climática, aún debe aprobar el texto.
Para Christian Fromberg, especialista de agricultura de Greenpeace, el texto da esperanza, en un contexto en el que muchos países retroceden en sus acciones climáticas.
«Aunque la tasa carbono tendría que haber sido más elevada y aplicada antes, es un paso importante», celebró.
Pero al mismo tiempo el responsable de Greenpeace lamenta una gran oportunidad perdida para permitir a la agricultura danesa tomar un nuevo camino, pues sus prácticas siguen siendo muy intensivas y vierte mucho nitrógeno, responsable de la desoxigenación del agua.
Sin oxígeno, la fauna y la flora marina desaparecen.
¿Cómo afecta a la agricultura tasar los eructos y flatulencia del ganado?
Para la Asociación danesa por una Agricultura Sostenible, el acuerdo es inútil. Es un día triste para la agricultura, estimó en un comunicado.
«Como agricultor, me siento incómodo porque estamos participando en un experimento incierto» que podría amenazar «la seguridad del suministro alimentario», opinó su presidente, Peter Kiaer, quien recuerda que Nueva Zelanda abandonó una propuesta similar debido a las quejas de los ganaderos.
Para atenuar la factura a los agricultores daneses, el plan propone una reducción fiscal de 60%. El verdadero costo para los ganaderos debería ser de 120 coronas (unos 18 dólares) la tonelada a partir de 2030, y de 44 dólares cinco años después.
No obstante, como consecuencia del acuerdo, podrían perderse hasta 2.000 empleos en el sector de aquí a 2035, según estimaciones del Ministerio de Economía.
Los ingresos generados por el impuesto se reinvertirán en la transición ecológica de la industria agrícola. Más de 60% de la superficie del país está dedicado a la agricultura.
El barbecho de 140.000 hectáreas debería además aumentar el almacenamiento de carbono de los suelos para reducir la concentración de gas de efecto invernadero en la atmósfera.
«En Dinamarca existe el mito de que somos pioneros en materia ecológica», afirmó Fromberg, de Greenpeace.
«Es muy difícil afirmar que este acuerdo es histórico. Es una continuación de la intensificación de la agricultura danesa en los últimos 70 años. Y el acuerdo incita a la agricultura danesa a seguir siendo el país productor de carne más intensivo del mundo», agregó.
En el mundo, Dinamarca es uno los principales exportadores de carne de cerdo, que representa cerca de la mitad de las exportaciones agrícolas del país, según el Consejo danés para la Agricultura y la Alimentación.
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