Nicaragua amaneció ayer en medio de manifestaciones y bloqueos en carreteras del norte y centro del país, un día después de que la Conferencia Episcopal suspendiera temporalmente la mesa de diálogo nacional por la falta de acuerdo entre gobierno, estudiantes, sociedad civil y sector privado.
Cientos de personas que protestan desde abril contra el gobierno de Daniel Ortega se concentraron ayer en la redoma Jean Paul Genie, en el sureste de Managua, para marchar a la redoma Rubén Darío con el fin de exigir justicia por las muertes durante las protestas, así como la democratización del país.
Grupos de campesinos y ciudadanos mantuvieron bloqueos en las carreteras del norte y centro de Nicaragua, como parte de las protestas contra el Ejecutivo. Asimismo, activistas de derechos humanos viajaron al municipio de León, donde el miércoles en la noche ocurrió otro enfrentamiento entre grupos afines al oficialismo y manifestantes, en el que una persona murió y decenas resultaron heridas.
Mientras tanto, aproximadamente otro medio centenar de personas también se plantaron frente al Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), en las afueras de Managua, para exigir a los empresarios que cierren sus negocios, como medida de presión para lograr la renuncia del presidente.
Los manifestantes, que llevaban la bandera azul y blanco de Nicaragua, expresaron su exigencia con consignas como “¡Paro nacional!”, “¡Solo el pueblo salva al pueblo!”, “¡Pueblo, únete!” o “¡Cosep, ¿a qué hora?”.
La nueva oleada de protestas se suscitó luego de la decisión de suspender la mesa de diálogo el miércoles, después de que se presentó la propuesta de adelantar las elecciones en el país, lo que el Ejecutivo calificó de golpe de Estado.
A esto último el obispo Silvio Báez advirtió a través de su cuenta en Twitter: “Mientras la ruta constitucional y pacífica hacia la democratización de Nicaragua sea vista por el gobierno como golpe de Estado y ni siquiera deseen hablar de ello, será imposible algún diálogo para poder superar la crisis política que sufre el país”.
La suspensión de la mesa de diálogo por la Iglesia ocurrió después de que en la tercera sesión, tras más de siete horas de debate, los interlocutores fueron incapaces de avanzar en la democratización planteada por todos los sectores –excepto por el gobierno– y en el levantamiento de los bloqueos en las carreteras, la mayor preocupación del Ejecutivo por sus graves consecuencias económicas y sociales.
Nicaragua cumple 38 días de una crisis política y social en la que han fallecido 76 personas y otras 868 han resultado heridas, según cifras de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos luego de la investigación efectuada el fin de semana pasado en ese país.
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