La desinformación que circula sobre el proceso electoral brasileño ha mutado desde las pasadas elecciones presidenciales de 2018 a videos cortos, sin mucha sofisticación y consumidos a gran velocidad para reafirmar las ideas preconcebidas de los votantes.
Los contenidos falsos han buscado sobre todo deslegitimar el sistema electoral y atacar a los dos principales candidatos, el actual presidente, Jair Bolsonaro, con 36% en intención de voto, y el expresidente izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, con 50%, según los últimos sondeos.
A pesar de la voluntad de instituciones y organizaciones de la sociedad civil para evitar que la desinformación contaminara en exceso el debate de las elecciones presidenciales, con la primera vuelta este domingo, los expertos advierten que su diseminación fue imparable.
El trabajo se complica para los verificadores
En las elecciones presidenciales de 2018, los contenidos falsos que circularon en WhatsApp jugaron un papel crucial para la radicalización del electorado y la victoria de Bolsonaro, y llegaron a ser objeto de investigación del Tribunal Superior Electoral (TSE).
Para Sérgio Lüdtke, editor en la alianza de verificación brasileña Comprova, las fotografías o videos sospechosos que circularon ese año eran «mucho más fáciles de verificar», pero desde la pandemia de la covid-19 los creadores de contenidos falsos afinaron sus técnicas.
«La pandemia fue un posgrado para los diseminadores de la desinformación» que pudieron probar nuevos formatos, comenta por teléfono en entrevista con EFE Verifica.
El periodista asegura que en esta campaña, para desinformar, ya no es necesario «presentar datos o afirmaciones falsas»; basta con un recorte de un video real con una descripción engañosa que reafirme las creencias de los votantes, lo que vuelve el panorama «mucho más complejo que en 2018».
Por ejemplo, internautas compartieron un video de Lula arropado por una multitud y lo acusaron de estar borracho, pero las imágenes solo muestran al candidato moviéndose con dificultad unos segundos cuando lo agarra con fuerza un guardaespaldas.
En esta campaña ganaron mucho protagonismo los videos cortos de aplicaciones como TikTok, Kwai, Instagram o YouTube, mucho «más emocionales» que otros formatos y también más complejos de verificar con las herramientas actuales, según Lüdtke.
Deslegitimar las urnas y las encuestas
Las desinformaciones han buscado sobre todo deslegitimar el sistema de votación electrónico, implementado en el país desde 1996 y que nunca tuvo denuncias de fraude comprobadas, pero que ha estado en el ojo del huracán por la desconfianza sembrada por Bolsonaro.
Un análisis del medio argentino Chequeado con información de Aos Fatos, Comprova, Estadao Verifica y Lupa, miembros brasileños de la alianza LatamChequea a la que también pertenece EFE Verifica, encontró también que predominaron contenidos engañosos sobre las encuestadoras.
Por ejemplo, un video mostraba una supuesta encuesta en la que no se podía elegir a Bolsonaro como opción de voto, pero en realidad la aplicación no estaba registrada ante la Justicia Electoral, algo que es obligatorio para las encuestas públicas en año de elecciones.
También abundaron grabaciones manipuladas de famosos apoyando a los candidatos y de multitudes abucheando o vitoreando a los aspirantes.
Otras falsedades desinformaban sobre la historia de los aspirantes, como información desactualizada sobre las causas judiciales de Lula, o que no podría participar en las elecciones porque su candidatura fue rechazada por el TSE, algo falso.
Según el análisis hecho por Chequeado de los medios brasileños de LatamChequea, también circularon muchas frases atribuidas erróneamente a candidatos.
Se trata en su gran mayoría de supuestas frases de Lula, como que las enfermeras solo sirven para dar sopa u ofensas a sus seguidores llamándoles vagabundos y bandidos, que en realidad nunca dijo.
En otras publicaciones, circuló que suspendieron la cuenta de Twitter de la primera dama, Michelle Bolsonaro, por intolerancia religiosa, cuando en realidad nunca tuvo usuario creado en la red social.
Los directos de Bolsonaro
Juliana Colussi, investigadora de un estudio que halló 60% de falsedades en 470 mensajes de WhatsApp en la campaña de 2018, destaca la superioridad en redes sociales de Bolsonaro en comparación con Lula, que tiene 17 millones de seguidores frente a los 50 millones del ultraderechista.
En esta campaña, la investigadora ha participado en un estudio que analiza las intervenciones de Bolsonaro en videos en vivo en Instagram, que a su vez se proyectan en el canal de televisión Jovem Pan, por lo que el presidente se asegura que llegue a personas mayores que no tienen redes sociales.
Colussi destaca el gran ataque de Bolsonaro a la prensa, y a grupos minoritarios de indígenas y colectivos afros en un contexto de desinformación espoleada por el mismo presidente.
Problema lejos de controlarse
Ante el reto de la desinformación, instituciones y organizaciones de la sociedad civil intentaron buscar soluciones para que no se repitiera el escenario de 2018, pero Lüdke y Colussi indicaron que el problema está lejos de controlarse.
El TSE, que ha sido objeto de críticas constantes por parte del mandatario ultraderechista, promovió acuerdos con las principales tecnológicas como Google, Meta, TikTok y Telegram, entre otros, para frenar la propagación de noticias falsas en el proceso electoral.
Siguiendo esta línea, Meta anunció que borraría «mensajes falsos» en torno a los comicios, y también pospuso la difusión de mensajes masivos con la nueva herramienta «Comunidades» en WhatsApp hasta después de las elecciones de este domingo.