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Denuncian el asesinato de otro guerrillero desmovilizado de las FARC en Colombia

por Avatar Europa Press

Este jueves se conoció que uno de los antiguos guerrilleros de las disueltas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que se acogió a los acuerdos de paz de 2016 fue asesinado en una localidad rural del departamento de Meta, en el centro del país vecino.

La víctima, Fayber Camilo Chabría, era conocida por el alias de Frank Moreno. Con su muerte, el miércoles, son 266 los guerrilleros desmovilizados que han asesinados desde el acuerdo alcanzado por las FARC y el gobierno en agosto de 2016.

«Desde ayer Colombia tiene un nuevo asesinato de un firmante del Acuerdo de Paz, Fayber Camilo Cufiño, conocido como Frank Moreno. Duele cada uno de los 266 firmantes del acuerdo que han sido asesinados desde la firma», lamentó en Twitter la senadora de Comunes, Judith Simanca, más conocida como Victoria Sandino durante sus años en la guerrilla.

De acuerdo con las primeras pesquisas, Cufiño, que dejó las armas en junio de 2017, fue asaltado el miércoles por hombres armados cuando salió del trabajo, detalló el diario El Espectador.

Asesinatos sistemáticos

Comunes, el renombrado partido surgido de la disolución de las FARC, ha denunciado en los últimos años asesinatos sistemáticos de combatientes que se han sumado al proceso de paz, ante la pasividad del gobierno del presidente Iván Duque, y lo han acusado de confabulación con los grupos responsables de esos crímenes, paramilitares y también disidencias de la guerrilla.

Naciones Unidas también denunció la situación de esas personas, la mayoría de las cuales viven y trabajan en zonas rurales expuestas al crimen organizado y a la violencia de los grupos armados que se disputan los réditos y las rutas del narcotráfico abandonados por las FARC con su disolución.

El último informe de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos alerta que los grupos disidentes, «aprovechando la escasa presencia del Estado», ampliaron sus operaciones en los departamentos de Meta, Caquetá y Guaviare, «atacando a antiguos guerrilleros y saboteando sus iniciativas económicas, política y sociales de la zona».