Presentado como «el príncipe de Paz en la Tierra», Adolf Hitler estuvo propuesto como uno de los candidatos al Nobel de la Paz hace 80 años. Eso sucedió poco antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial, una demostración, por la vía del absurdo, de como es fácil lanzar una nominación.
Desde el Führer hasta la estrella del pop Michael Jackson, en casi 120 años de existencia el Nobel de la Paz ha visto su cuota de candidaturas poco probables, exageradas o directamente aberrantes.
En enero de 1939 el socialdemócrata sueco Erik Brandt sugirió al Comité Nobel noruego que otorgara el premio a Hitler, alegando su «ardiente amor por la paz». Una propuesta que apareció cuando la Alemania nazi acaba de anexar Austria e invadir regiones de Checoslovaquia conocidas como los Sudetes.
La carta de Brandt provocó un escándalo en Suecia, donde muchos no percibieron el sarcasmo. Por su parte, Brandt explicó que quería protestar contra el nombramiento del primer ministro británico, Neville Chamberlain, artesano de los acuerdos de Múnich de 1938, por los cuales Checoslovaquia acabó cedida en parte a los alemanes.
La propuesta finalmente se retiró, pero Hitler permanece en el registro de candidatos al Nobel.
Esta historia «muestra lo peligroso que resulta usar la ironía en un clima político acalorado», dijo el historiador Asle Sveen.
También Stalin y Mussolini
El caso también ilustra la facilidad con que una persona u organización, cualesquiera que sean sus méritos, puede competir por el premio más prestigioso del mundo.
El Comité Nobel acepta todas las propuestas.
Las únicas condiciones son que las propuestas sean enviadas antes de la fecha límite del 31 de enero. Aunado a eso, que provengan de una de las miles de personas con derecho a hacerlo, como parlamentarios y ministros de todos los países, exlaureados, ciertos profesores de universidad, o miembros actuales o pasados del Comité Nobel.
«Hay tantas personas que tienen derecho a proponer un nombre que no es difícil ser nominado», dijo el influyente secretario del comité, Olav Njolstad.
En 1935, Benito Mussolini estuvo propuesto -esta vez, sin ironías- por académicos alemanes y franceses, unos meses antes de que su país invadiera Etiopía.
Josef Stalin, uno de los vencedores de la Segunda Guerra Mundial, también propuesto en dos oportunidades, en 1945 y 1948.
Tras recibidas las nominaciones, solo un puñado de ellas pasa a una lista resumida que es examinada por el comité y sus asesores.
«Ni Hitler ni Stalin ni Mussolini han sido considerados seriamente para el premio Nobel de la Paz», indicó el historiador Geir Lundestad, exsecretario del comité.
«Lo que más me sorprende es que muchos dictadores de todo el mundo se han abstenido de ser nominados», apuntó.
Como el número de nominaciones ha literalmente explotado en las últimas dos décadas, al punto de superar los 300 aspirantes por año en la actualidad, no sorprende que se verifiquen algunas sorpresas.
«Una o dos» candidaturas se distinguen por su lado loco «a intervalos regulares», precisó Njolstad.
¿Del pop a la paz?
La lista de candidatos se mantiene en secreto durante al menos 50 años. Sin embargo, una persona o entidad que lanza una candidatura puede dar a conocer su propuesta.
Así, se sabe que Michael Jackson se encontró en la carrera por el Nobel de la Paz en 1998.
«Los parlamentarios rumanos que propusieron a Michael Jackson juzgaron esta designación bastante seria, pero tampoco resultó estudiada por el comité», señaló Lundestad.
El carácter insólito de una candidatura depende de la visión y los tiempos, y los méritos de un individuo pueden desvanecerse con el tiempo.
Sin embargo, algunas candidaturas generan miradas de sorpresa, como la del serbio Slobodan Milosevic, más tarde juzgado por genocidio, o la FIFA propuesta en 2001.
La pelota de fútbol «ha permitido establecer buenas relaciones entre los pueblos», argumentó entonces el diputado sueco detrás de esta candidatura.
Una idea que no resultó precisamente novedosa, pues el francés Jules Rimet, considerado «padre» de la Copa Mundial de Fútbol, también terminó propuesto en 1956, recordó el periodista Antoine Jacob, autor de «Historia del Premio Nobel».
«Los nombres de artistas aparecen regularmente, pero es una tendencia más reciente», afirmó Njolstad.
Su predecesor, Lundestad, ya había mencionado en 2001 la idea de que estrellas del pop involucradas en grandes causas podrían algún día terminar premiadas.
Entre las nominaciones conocidas este año para el Nobel, que se otorgará el 11 de octubre, se encuentran dos figuras públicas de pensamiento antagónico: el presidente estadounidense Donald Trump y la joven sueca Greta Thunberg, centro de la lucha mundial contra el cambio climático.
«Es bastante fácil terminar nominado», dijo Lundestad. «Es mucho más difícil ganar», añadió.