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«Dan ganas de llorar»: se agrava crisis eléctrica en Ecuador con apagones de 14 horas

La situación genera un descontento significativo entre la población, que expresa su frustración ante la falta de soluciones y el impacto en su vida diaria
Por AFP
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Angustia, lágrimas y millonarias pérdidas económicas provocan entre los habitantes de Ecuador con apagones de luz por la peor sequía en 60 años, ampliados este viernes a 14 horas al día, la medida más dura en lo que va del año.

«Hemos tomado la dolorosa pero responsable decisión de modificar el plan de racionamientos, aumentando de 8 a 14 horas diarias» los cortes, expresó la ministra encargada de Energía y Minas, Inés Manzano, en un video divulgado por redes sociales.

Ecuador con apagones

Con la nueva medida, que será evaluada este domingo, el gobierno dio marcha atrás en su plan de reducir paulatinamente los cortes hasta llegar a cuatro horas en la primera semana de noviembre.

En Quito, la desesperación se apoderó de los comerciantes. El gremio de industriales estima que por cada hora de apagón, el país pierde 12 millones de dólares.

«Me dan ganas de llorar, esto es peor que en la pandemia (de covid-19). En la pandemia podíamos vender a escondidas o a domicilio, ahora no se vende nada. Nosotros vivimos del día, no se saca copias (fotocopias), no hay internet», dice a la AFP Isabel Corella, propietaria de una papelería en el barrio de Nayón, en el noreste de la capital.

La sequía redujo este año a mínimos históricos el nivel de los embalses de las centrales hidroeléctricas. Estas instalaciones generan 70% de la demanda nacional de energía, lo que provocó una Ecuador con apagones de hasta 13 horas al día, como en abril.

«Enfrentamos una crisis dinámica y sin precedentes que nos obliga a adaptarnos a escenarios cambiantes», manifestó Manzano, que atribuyó la crisis a la «difícil situación climática».

«No hay plata»

Corella, de 57 años, ve lejana la posibilidad de aliviar su situación. «No tengo cómo comprar un generador (de electricidad), y así tuviera, ya no hay donde comprar», añadió.

Lo mismo le ocurre a Óscar Álvarez, de 30 años y administrador de un restaurante en el centro histórico de la ciudad. Ya perdió un congelador por una sobrecarga de voltaje.

«No hay plata» para adquirir un generador. Al mes solía vender 1.500 dólares, ahora apenas saca 600, lo que no cubre ni siquiera el arriendo del local.

Ecuador, con 17 millones de habitantes, necesita unos 4.600 MW y afronta un déficit de al menos 1.600 MW.

«Los caudales deprimidos en límites históricos» que impiden el buen funcionamiento de las hidroeléctricas más importantes del país, la de Mazar (sur andino) y la de Coca Codo Sinclair (en la Amazonia), son los principales focos del problema.

Desde hace varios años los ecuatorianos también encaran una crisis de seguridad por la violencia de bandas narcotraficantes con nexos con carteles internacionales.

Entre enero y octubre de este año, la tasa de crímenes es de 31 por cada 100.000 habitantes y los decomisos de droga ya treparon al nuevo techo de 232 toneladas, frente a 219 toneladas de 2023. En 2023, Ecuador registró la tasa récord de homicidios de 47, según cifras oficiales.

«El hielo no aguanta»

El desconsuelo también invade a los familiares de enfermos que dependen de equipos para sobrevivir o que deben mantener medicación en frío.

William Oñate relata que debe envolver en bolsas de hielo la insulina de su esposa. «Estamos aguantando con paquetes de hielo, pero con 14 horas (de apagón) no sabemos. El hielo no aguanta ni las siete horas», expresa este taxista de 52 años.

En su familia intentan juntar dinero para comprar un generador «aunque sea de medio uso».

La alta demanda de estos aparatos, además de baterías, focos recargables y linternas, ha disparado su precio. Una fábrica de velas en Quito pasó de producir 4.500 a 45.000 al día.

Hace una semana, el presidente Daniel Noboa indicó que su administración prevé incorporar a «mediano plazo» cerca de 1.600 MW al sistema nacional de energía, desde noviembre hasta el primer trimestre de 2025, mediante la generación térmica y la operación de otra hidroeléctrica.

Ante la crisis hídrica y sus efectos, 20 de las 24 provincias ecuatorianas están en alerta roja.

La temporada seca también ha desencadenado una afectación en el suministro de agua potable y problemas en la producción agrícola y las telecomunicaciones, así como 4.120 incendios forestales que dejan dos fallecidos y 44 heridos.

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