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Cubanos votan en referendo por matrimonio gay y gestación subrogada

Por AFP
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Los cubanos empezaron a votar el domingo en un referéndum sobre el nuevo Código de las Familias, una amplia legislación que incluye el matrimonio entre personas del mismo sexo y el vientre subrogado.

Las mesas electorales abrieron a las 07H00 (11H00 GMT) con normalidad en los colegios de La Habana, constaron periodistas de AFP.

El presidente Miguel Díaz-Canel acudió a votar muy temprano con su esposa Lis Cuesta, una casilla del municipio de Playa, en el oeste de la capital.

El Código de las Familias «es una norma justa, necesaria, actualizada, moderna y que da derechos y garantías a todas las personas, a todas las diversidades de familias, de personas, de credo», dijo el mandatario a la prensa tras depositar su voto.

Más de ocho millones de cubanos están convocados a responder Sí o No a la única pregunta: «¿Estás de acuerdo con el Código de las Familias?».

La nueva legislación, que de ser aprobada sustituirá la vigente desde 1975, define el matrimonio como la unión «entre dos personas», abriendo la puerta al casamiento homosexual y la adopción para parejas del mismo sexo.

También permitirá reconocer legalmente a varios padres y madres, además de los biológicos, así como la gestación subrogada, siempre que sea sin fines de lucro, en tanto suma otros derechos que favorecen a los niños, ancianos y discapacitados.

Varios de estos temas despiertan sensibilidad en una sociedad aún marcada por el machismo que se exacerbó en las décadas de 1960 y 1970, cuando el gobierno condenó al ostracismo a muchos homosexuales o los envió a campos militarizados de trabajo agrícola.

En las siguientes décadas las autoridades cambiaron y ahora el nuevo código ha sido objeto de una intensa campaña mediática del gobierno.

«Nosotros no estamos votando Sí con el PCC (Partido Comunista de Cuba). Es el PCC quien está votando Sí con nosotros», insistió Maykel González, un activista gay en su cuenta de Twitter en la que mostró su boleta marcada con el Sí.

«No tengo esos prejuicios»

En América Latina el matrimonio igualitario es legal en Argentina, Uruguay, Brasil, Colombia, Ecuador, Costa Rica, Chile y en varios estados mexicanos.

«Hace unos años yo no hubiera aceptado este código, pero (…) uno tiene que actualizarse. Este es un código muy humano, totalmente inclusivo», dijo a AFP Elio Gómez, un exprofesor de marxismo de 78 años, en un colegio electoral de la Habana Vieja. El exmaestro considera que muchos cubanos sufrieron prejuicios y que el código va a «saldar una deuda con ellos».

El gobierno trató de introducir el matrimonio igualitario en la Constitución de 2019, pero tuvo que dar marcha atrás ante fuertes críticas de las iglesias católica y evangélica.

En un comunicado, la conferencia de obispos de Cuba volvió a la carga este mes al oponerse a varios puntos, como la adopción por parejas del mismo sexo, la gestación asistida y la paternidad ampliada.

Entre febrero y abril se realizó una consulta del Código de las Familias en 79.000 reuniones vecinales, barrio por barrio. Esto condujo a una modificación de 48% del texto.

«Se le ha ido la mano»

Pero el amplio espectro del código, de casi 500 artículos, alimenta dudas entre algunos que están de acuerdo, por ejemplo, con los matrimonios igualitarios, pero no con que adopten.

Para el politólogo cubano Rafael Hernández se trata de «la pieza de legislación más importante en materia de derechos humanos» ocurrida en Cuba tras los grandes cambios al inicio de la revolución de 1959.

Por primera vez hay grupos que reclaman al gobierno que «se le ha ido la mano» al cumplir de más con lo prometido.

«El gobierno está facilitando que se hagan visibles aquellos sectores más conservadores de la sociedad con sus ideas propias, sin maquillarlas», señala Hernández.

Es la primera vez que los cubanos acuden a votar para la validación de una ley.

En un contexto de profunda crisis económica, un éxodo migratorio y más de un año después de las históricas manifestaciones del 11 de julio de 2021, hay ciudadanos tentados a abstenerse de ir a votar en señal de protesta.

«Creo que he sido uno de los primeros en decir No. Aquí no hay comida, productos de aseo, estamos sobreviviendo, y con tremendos apagones, no veo razón para decir Sí», dijo José Antonio Callejas, de 47 años saliendo de una casilla en la Habana Vieja.

Los opositores han acudido a las redes sociales para llamar a votar contra el texto o abstenerse.

Pero la ley entrará en vigor inmediatamente si obtiene más de 50% de los sufragios.

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