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Abril 23, 2025


CPI declaró culpable al «Terminator» del Congo por lesa humanidad

Por 13 crímenes de guerra y 5 de lesa humanidad, entre ellos recluta de niños, masacre a la población civil y extorsión, condenan a Bosco Ntaganda

Por EFE
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La Corte Penal Internacional declaró hoy culpable al ex rebelde Bosco Ntaganda, apodado «Terminator», de 13 crímenes de guerra y 5 de lesa humanidad, luego de una vida de violencia y extorsión en la República Democrática del Congo.

Sobre Ntaganda pesaban acusaciones de permitir violaciones a menores de edad, reclutar a niños como soldados y masacrar a la población civil en la provincia de Ituri, en el noreste del Congo democrático.

En los alegatos finales del juicio en La Haya se mantuvo firme en su decisión de declararse inocente de todos los cargos y afirmó: «Soy un revolucionario, no un criminal».

Nacido en 1973 en la ciudad ruandesa de Kiningi, Ntaganda es un tutsi que se desplazó muy joven a la vecina República Democrática del Congo. A los 17 años de edad se unió al Frente Patriótico de Ruanda, grupo liderado por Paul Kagame, actual jefe de Estado ruandés, que puso fin a un genocidio perpetrado en 1994 en ese país por la mayoría hutu contra la minoría tutsi.

Más tarde, el hombre, conocido como «Terminator», por su implicación directa en la primera línea de fuego, se unió al Ejército Patriótico de Ruanda, con el que participó en la invasión armada de la República Democrática del Congo en 1996. Después de ese episodio navegó por diversas milicias rebeldes congoleñas.

La fiscal jefa en la CPI, Fatou Bensouda, aseguró que entre julio de 2002 y marzo de 2003, las tensiones étnicas causaron la muerte de aproximadamente 5.000 personas en la provincia de Ituri donde actuaba un grupo liderado por “Terminator”. Human Rights Watch informó en 2013 que Ntaganda reclutó para su grupo al menos a 149 niños y jóvenes. Así lo relató a la organización una mujer congoleña: «Nos pidió que le entregáramos a nuestros hijos y a nuestros alumnos para luchar. Vino él mismo a nuestra aldea».

«Ntaganda caminaba con confianza por los restaurantes y canchas de tenis haciendo alarde de su impunidad como una medalla de honor, mientras se involucraba en despiadados abusos contra los derechos humanos», afirmó la entonces investigadora para África de HRW, Anneke Van Woudenberg.

La Corte Penal Internacional ya había emitido una primera orden de arresto contra el guerrillero en 2006, bajo la acusación de reclutar a niños soldado durante la segunda guerra de República Democrática del Congo, entre 1998 y 2003, pero el presidente del país en aquel momento, Joseph Kabila, se negaba a detenerlo y alegaba que no quería poner en peligro la paz nacional. Durante esa época, Ntaganda amasó una gran fortuna a partir de una amplia red de extorsión en Kivu del Norte, que incluía numerosos puestos ilegales de control, e impuestos en muchas minas de la zona controladas por sus hombres, según informes de la ONU de 2011. Llegó a tener unos ingresos de 15.000 dólares a la semana solo por controlar un puesto fronterizo.

En abril de 2012, Ntaganda lideró un motín con la participación de aproximadamente 600 soldados por supuestos incumplimientos del acuerdo de paz firmado con el gobierno del Congo. De allí surgió un nuevo grupo comandado por él, bajo el nombre de “Movimiento 23 de Marzo”. Frente a la negativa del gobierno de entablar diálogo con los insurgentes, el M23 desató una nueva ola de violencia y alrededor de 800.000 personas se vieron forzadas a desplazarse de sus hogares.

En 2013, luego de perder poder frente a sus rivales dentro del propio M23, Bosco Ntaganda se entregó en la Embajada de Estados Unidos en Kigali, capital de Ruanda, y desde allí fue trasladado a La Haya.

Durante el juicio en la CPI, los abogados consideraron que el propio Ntaganda debería ser tratado como víctima puesto que él mismo fue un niño soldado.

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