El Tribunal Superior Electoral (TSE) de Brasil abrió este lunes una investigación administrativa contra el presidente Jair Bolsonaro por su campaña de difamación contra el sistema electrónico de votación y pidió a la Corte Suprema que lo incluya en otro proceso sobre la diseminación de noticias falsas.
La corte electoral impuso dos duras derrotas simultáneas a Bolsonaro en su primera sesión después del receso judicial de julio y como respuesta a las repetidas amenazas proferidas por el mandatario de cara a los comicios de 2022, a los que pretende presentarse para su reelección.
Por un lado, el pleno del TSE aprobó por unanimidad solicitar al Supremo que el líder ultraderechista sea incluido en un proceso penal ya en curso que investiga la difusión de noticias falsas contra las instituciones democráticas a través las redes sociales.
En el documento enviado al Supremo, el presidente del TSE, el juez Luis Roberto Barroso, pidió en concreto «la investigación de una posible conducta delictiva» del jefe de Estado durante su última transmisión en vivo de los jueves por Internet, en la que atacó duramente a las autoridades electorales y la legitimidad del actual sistema electrónico de escrutinio.
Y por otro, el TSE decidió, también por unanimidad, abrir por su cuenta una «investigación administrativa» por el mismo asunto y que en el última instancia podría servir como base para impugnar una eventual candidatura de Bolsonaro de cara a 2022, según especialistas jurídicos.
En ese caso, las autoridades electorales indagarán si detrás de los ataques de Bolsonaro a las urnas electrónicas hay elementos que puedan configurar «abuso de poder económico y político, fraude, corrupción, uso indebido de los medios de comunicación y de la maquinaria administrativa o propaganda anticipada».
Bolsonaro ha redoblado en las últimas semanas su ofensiva contra las urnas electrónicas, que según él considera una fuente de «fraudes», y presiona para que el Congreso apruebe una enmienda constitucional a fin de retomar el voto en papel, como complemento al actual sistema, que funciona desde 1996.
El domingo, miles de simpatizantes del capitán retirado del Ejército salieron a las calles de varias ciudades del país para apoyarle en su cruzada por la vuelta de las papeletas.
El líder ultraderechista afirmó este lunes que si el voto electrónico se mantiene para las elecciones de 2022, el país seguirá el rumbo de Venezuela o Argentina. También llegó a declarar semanas atrás que sin voto en papel, «no habrá elecciones» el año próximo.
Bolsonaro, que atraviesa por su peor momento de popularidad, pretende presentarse a la reelección el próximo año, aunque hasta el momento las encuestas le sitúan por detrás de su mayor adversario político, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010).
El gobernante aseguró, sin pruebas, que para esos comicios se está cocinando un «fraude», orquestado supuestamente por el Tribunal Superior Electoral, para supuestamente beneficiar a Lula, al que todos los sondeos le dan como claro ganador.
El jueves pasado, en la transmisión en vivo por Internet, Bolsonaro reconoció no tener «pruebas» sobre posibles pucherazos en anteriores procesos electorales, pero sí «indicios» de ello, y arremetió con dureza contra el Tribunal Superior Electoral.
Por su parte, el presidente del TSE, el juez Luís Roberto Barroso, criticó este lunes veladamente la postura del mandatario y afirmó que amenazar la realización de las elecciones es una «conducta antidemocrática».
Asimismo, el magistrado, que también es miembro de la Corte Suprema, dijo que «hay cosas que van mal en el país» y que, por ello, las instituciones y la sociedad civil tienen que estar «bien alertas».
«Ya superamos ciclos de atraso institucional, pero hay rezagados a los que les gustaría volver al pasado. Parte de estas estrategias incluye atacar a las instituciones», añadió Barroso.