Perpetual Uke, una consultora de reumatología en un hospital de Birmingham, Inglaterra, comenzó a sentirse mal a fines de marzo pasado.
En poco tiempo fue ingresada en una unidad de cuidados intensivos, conectada a un respirador mecánico y puesta en coma inducido para ayudarla a recuperarse.
Tenía covid-19 y en los 16 días que estuvo inconsciente tuvo a sus bebés, unos gemelos que nacieron por cesárea el 10 de abril tras apenas 26 semanas de gestación.
La madre de cuatro hijos dijo que despertar dos semanas después del parto «fue increíble», pero le costaba creer que eran los gemelos que esperaba.
«Cuando me mostraron las fotos, eran tan pequeños, no parecían seres humanos, no podía creer que fueran míos», dice.
Sochika Palmer pesaba solo 770 gramos, mientras que su hermano, Osinachi Pascal, pesaba 850.
«Fue realmente aterrador», recuerda Matthew Uke sobre aquellos días en que su mujer estuvo en coma.
«Cada día que pasaba esperaba que mi esposa no estuviera entre los muertos (…) Somos un equipo y la idea de que ella pudiera no estar allí fue realmente difícil de aceptar», explica.
Cuando la madre recuperó el conocimiento les dio alivio, fue por lo que la familia había estado orando.
Pero al mismo tiempo, la mujer dice que sufría un «delirio de la UCI» y que estaba «tan confundida». Por eso no podía creer que hubiera dado a luz.
Los gemelos fueron dados de alta después de pasar casi tres meses en el hospital y están «mejorando a medida que pasan los días», explica la mujer.
«Nunca hubiera querido que pasaran por este difícil camino al comienzo de sus vidas. No pudieron ver a su madre durante dos semanas, lo que obviamente me entristeció mucho. Pero lo que es más importante es que las cosas han ido para bien».
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