Corea del Norte disparó este jueves dos supuestos misiles balísticos en el mar, en lo que sería la primera provocación a la nueva administración estadounidense de Joe Biden.
El nuclearizado Estado del norte de la península de Corea tiene una larga historia de utilizar pruebas de armamento para provocar, en un proceso cuidadosamente calibrado para conseguir sus objetivos.
El primer año en la presidencia de Donald Trump se vio marcado por una serie de lanzamientos, acompañado de un lenguaje bélico entre él y el líder norcoreano, Kim Jong-un.
Pyongyang ha estado esperando el momento desde que asumió la nueva administración estadounidense, cuya existencia no había reconocido hasta la semana pasada.
El Estado Mayor conjunto de Corea del Sur informó que el norte había lanzado dos misiles de corto alcance al mar de Japón, conocido como mar del Este por los coreanos.
Los misiles recorrieron 450 kilómetros y alcanzaron una altitud máxima de 60 km, declaró el Estado Mayor surcoreano que no precisó el tipo de misil.
Sin embargo, el primer ministro japonés, Yoshihide Suga, fue categórico y aseguró a la prensa que «Corea del Norte lanzó dos misiles balísticos».
El último disparo de este tipo se remonta al 29 de marzo de 2020.
«Esto amenaza la seguridad de nuestro país y de la región. Es también una violación de la resolución de la ONU», declaró el jefe del gobierno japonés.
De acuerdo con Tokio, los misiles cayeron fuera de las aguas de su zona económica exclusiva.
El Consejo de Seguridad de la ONU, a través de sus resoluciones, prohibió a Corea del Norte, que dispone del arma nuclear, que desarrolle misiles balísticos, pero bajo la presidencia de Kim Jong-un ha fomentado su capacidad y ha probado misiles capaces de alcanzar el territorio continental de Estados Unidos desde que se deterioraron las relaciones en 2017.
Trump y Kim se embarcaron en una extraordinaria luna de miel diplomática marcada por las cumbres históricas en Singapur y Hanói entre los dos mandatarios.
Estados Unidos se retiró de algunos ejercicios militares conjuntos con Corea del Sur y el Norte congeló las pruebas de misiles balísticos intercontinentales.
Pero la cumbre de Hanói de febrero de 2019 fracasó sobre la retirada de las sanciones a cambio de eventuales medidas de desarme.
La comunicación se suspendió, pese a un tercer encuentro en la Zona Desmilitarizada que divide a la península de Corea y no ha habido ningún avance sustancial hacia la desnuclearización.
«Parece que Corea del Norte está volviendo al modelo familiar de usar las provocaciones para atraer la atención», dice Jean Lee del Wilson Center de Washington.
Pyongyang realizó una serie de pruebas armamentistas el año pasado que denominó «artillería de largo alcance», aunque otros las describen como misiles balísticos de corto alcance.
Trump «quiso cerrar los ojos a los lanzamientos balísticos de Corea del Norte mientras no fueran pruebas de misiles de largo alcance», dice Lee.
«Pero sospecho que la administración de Biden se enfrentará a todo lanzamiento de misiles balísticos que viole las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU».