Corea del Norte demolió por completo su único sitio de ensayos nucleares, realizado con una serie de detonaciones programadas, según informó este jueves la agencia norcoreana KCNA.
«El Instituto de Armas Nucleares de la RPDC (República Popular Democrática de Corea) organizó una ceremonia para desmantelar completamente el sitio de ensayos nucleares del norte el 24 de mayo, para garantizar la transparencia del fin de los ensayos nucleares», indicaron las autoridades encargadas a través de un comunicado.
El régimen detonó ante unos veinte periodistas de cinco países (Corea del Sur, China, EEUU, Rusia y el Reino Unido) al menos tres de los cuatro entramados de galerías subterráneas (el cuarto se cree que lleva inutilizado desde 2006) del centro nuclear de Punggye-ri, en la provincia de Hamgyong del Norte (noreste del país).
El hermético país había anunciado que desmantelaría la base tras la cumbre celebrada el pasado 27 de abril con Corea del Sur, en la que ambos países se comprometieron a trabajar por la «total desnuclearización» ante la cumbre ente Pyongyang y Washington.
Según medios internacionales invitados, las detonaciones comenzaron a las 11:00 horas local en el llamado entramado Norte de galerías y luego continuaron unas tres horas después en los circuitos Oeste y Sur.
Los testigos observaron desde unos 500 metros las explosiones, que se emplearon para destruir también barracas, torres de observación y otras instalaciones. Sin embargo, el complejo se encuentra en una zona remota, lo que ha dificultado a los periodistas la trasmisión de imágenes de las operaciones de desmantelamiento. Del mismo modo, tampoco han podido confirmar si el líder norcoreano, Kim Jong-un, ha asistido a la destrucción de las galerías de Punggye-ri.
Punggye-ri ha realizado sus seis pruebas nucleares en 2006, 2009, 2013, 2016 (en dos ocasiones) y la última y más potente en septiembre de 2017, cuando la detonación se cree que alcanzó el cuarto de megatón (unas 250 veces más potente que la primera explosión de 2006 y 15 veces más que la bomba de Hiroshima).
Esta operación se interpreta como un gesto de Corea del Norte para demostrar su voluntad real de abandonar su programa atómico previo a la reunión entre Kim Jong-un y el presidente estadounidense, Donald Trump, aunque la opacidad en torno al evento arroja dudas sobre las verdaderas intenciones del hermético régimen.
Entre otras cosas, se ha criticado la ausencia de expertos en pruebas atómicas durante el proceso, que podrían haber obtenido valiosa información sobre el alcance del programa nuclear norcoreano y el verdadero estado de estas instalaciones.
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