El ejército y los paramilitares continúan sus encarnizados combates en Sudán con explosiones y enfrentamientos en las calles de Jartum este viernes, pese a las peticiones de una tregua con motivo del fin del Ramadán.
Bombardeos aéreos volvieron a sacudir la capital de Sudán el viernes, cerca del cuartel general del ejército, relataron testigos.
Los enfrentamientos entre las fuerzas de los dos generales que se disputan el poder han dejado hasta ahora al menos 413 muertos y 3.551 heridos, según la Organización Mundial de la Salud.
Un funcionario de la Organización Internacional para las Migraciones murió después de que el vehículo en el que viajaba se viera en medio de un fuego cruzado entre las dos partes enfrentadas, declaró Antonio Vitorino, director de la agencia.
Los combates oponen desde el 15 de abril al ejército regular del general Abdel Fatah al Burhan, jefe de facto de Sudán desde el golpe de Estado de 2021, y al grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), de Mohamed Hamdan Daglo.
Los choques se libran principalmente en Jartum, así como en la región de Darfur, en el oeste, donde la situación es «catastrófica», según Cyrus Paye, un médico de la ONG Médicos Sin Fronteras (MSF).
Naciones Unidas y Estados Unidos habían solicitado la víspera una tregua de «al menos» tres días para permitir a los civiles celebrar la fiesta del Aíd al Fitr, que marca el final del mes de ayuno musulmán del Ramadán.
Sin embargo, Burhan descartó el jueves negociar con su otrora número dos, apodado Hemedti.
«Nuestro país sangra»
El general Burhan apareció por primera vez en la televisión estatal desde el inicio de los combates para un discurso con motivo de la fiesta del Aíd, en el que no mencionó ninguna tregua.
«En el Aíd de este año, nuestro país sangra: la destrucción, la desolación y el ruido de balas prevalecen sobre la alegría», dijo.
«Esperamos que saldremos de esta prueba más unidos (…), un solo ejército, un solo pueblo», dijo con uniforme militar entre dos banderas sudanesas.
Burhan recibió llamadas del secretario general de la ONU, los presidentes de Sudán del Sur y Turquía, el primer ministro etíope y los jefes de la diplomacia estadounidense, saudita y catarí.
Washington anunció el envío de militares a la región en caso de que deban evacuar su embajada. Corea del Sur y Japón enviarán aviones el sábado, aunque el aeropuerto de Jartum permanece cerrado.
Tanto España como Alemania pidieron un cese el fuego para poder evacuar a los ciudadanos europeos.
El ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel Albares, detalló en rueda de prensa en Berlín que 60 españoles están atrapados en el país, junto con otras 20 personas de América Latina.
El gobierno español ya preparó aviones del ejército, pero la situación actual es demasiado peligrosa para proceder a una evacuación, indicó Albares.
En la capital, numerosas familias agotan sus últimos víveres y no disponen ni de electricidad ni de agua corriente. Las líneas telefónicas solo funcionan de forma intermitente.
Entre 10.000 y 20.000 personas, la mayoría mujeres y niños, cruzaron la frontera hacia Chad, según el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
En un comunicado, MSF describió la situación en Darfur, con niños heridos de bala y pacientes atendidos en los pasillos de un hospital.
«Hay tantos pacientes que no queda más remedio que atenderlos en el suelo, en los pasillos, porque simplemente no hay suficientes camas», relató Paye, el médico citado.
Hospitales fuera de servicio
Ambos bandos siguen anunciando victorias y lanzándose acusaciones mutuas imposibles de verificar en el terreno.
La aviación regular, según los médicos, no vacila en bombardear bases de las FAR en zonas pobladas de Jartum, aunque estén cerca de hospitales.
En cinco días, «el 70% de los 74 hospitales de Jartum y de las zonas afectadas por los combates han quedado fuera de servicio», según un sindicato de médicos.
Las organizaciones humanitarias tuvieron que suspender su ayuda, fundamental en un país donde más de un tercio de la población pasa hambre en tiempos normales.
El estallido de violencia fue la culminación de las profundas divisiones entre el ejército y las FAR, cuyos líderes se unieron en abril de 2019 para derrocar al autocrático Omar al Bashir tras las multitudinarias protestas populares contra sus tres décadas de poder.
En octubre de 2021, los dos hombres encabezaron un golpe contra el gobierno civil instalado tras la salida de Al Bashir y pusieron fin a una transición apoyada por la comunidad internacional.
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