La dueña de un colegio privado que colapsó en el terremoto del 19 de septiembre de 2017 y causó 26 muertos, fue condenada a 31 años de prisión por homicidio culposo, informó este miércoles la Fiscalía de la Ciudad de México.
Un tribunal de enjuiciamiento emitió la sentencia de 31 años de prisión a la dueña del colegio Rébsamen, Mónica García Villegas, donde murieron 19 niños y 7 adultos al caerse la construcción en el terremoto.
«Fue un trabajo arduo de ministerios públicos, peritos y de la Policía de Investigación para robustecer la indagatoria. ¡Logramos justicia para las víctimas!», dijo la Fiscalía sobre la sentencia.
Homicidio culposo
La Fiscalía había solicitado pena de 57 años de prisión contra García Villegas, dueña y exdirectora del colegio Rébsamen, luego de que un tribunal de enjuiciamiento la declaró culpable del delito de homicidio culposo.
La dueña y directora fue acusada de haber construido el recinto sin autorización, además de que el edificio del colegio presentaba daños estructurales desde 2010 por la demolición de un piso.
«Cabe resaltar que la procesada no solo era la directora general del colegio privado, sino que también ejercía como socia mayor y administradora de las sociedades civiles, que abarcaba desde la educación preescolar a la instrucción secundaria», destacó la Fiscalía al solicitar la pena de 57 años de prisión.
La escuela se derrumbó durante el sismo del 19 de septiembre de 2017 que afectó el centro y el sur del país y que ocasionó 369 muertes, 228 de ellas en la capital mexicana.
Captura en 190 países
García Villegas escapó de la justicia en diciembre de 2017, aunque las autoridades la detuvieron en mayo de 2019 en un restaurante de la zona sur de la capital mexicana.
La dueña del Rébsamen tenía entonces una orden de búsqueda y captura en 190 países, después de que la Interpol emitiera una ficha roja a solicitud de la entonces llamada Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México.
Hasta ahora, García Villegas es la única persona que ha sido sentenciada por muertes ocurridas en el terremoto de 2017.