La Justicia tunecina condenó a seis meses de cárcel y una multa de 620 euros a la bloguera Emna Charki, acusada de incitación al odio contra la religión y atentado a lo sagrado por compartir en las redes sociales una parodia sobre el covid-19 en la que imita un texto de El Corán, confirmó a Efe ella misma.
Charki, que denuncia estar sufriendo acoso y haber recibido amenazas de muerte, tiene 10 días para presentar alegaciones y recurrir la sentencia.
En declaraciones a Efe horas antes de la sentencia, la activista reveló que el dueño de la vivienda que desde hace una década comparte con su hermana y su madre en la capital, la ha obligado a desalojarlo aduciendo que se negaba a alojar a una «kafir» (término árabe para describir a los infieles).
«He pagado un precio muy caro por un acto tan banal, debido a la ignorancia y a la hipocresía de la sociedad», afirmó.
La activista teme, además, que tanto el caso, de gran repercusión mediática en el país, como la sentencia final dificulten aún más su búsqueda de trabajo y acucie los problemas financieros de su familia tras varios meses de desempleo, lo que le ha llevado a imaginar su futuro del otro lado del Mediterráneo, pese a no tener los medios ni los contactos necesarios.
«La gente antes me reconocía en la calle porque en mi blog hablaba de todo tipo de temas, ahora soy la chica del versículo del coronavirus y eso no me aporta muchos fans», lamentó.
La joven, de 27 años de edad, es una de cofundadoras de la organización atea Libres Pensadores, creada en 2017 para defender el derecho de los tunecinos a no creer en la religión.
A principios de mayo, esta bloguera, con cerca de 20.000 seguidores en las redes sociales, compartió un montaje de uno de sus contactos, titulado «versículo del coronavirus», en el que invitaba a los tunecinos a creer en la ciencia para luchar contra la pandemia, lo que le valió una denuncia de la Fiscalía del Estado, que pedía tres años de prisión.
«Ahora no hay diferencia entre los reyes y los esclavos, ceñíos a la ciencia, dejad las tradiciones. No salgáis a comprar sémola y quedáos en casa, que la calamidad viene fuerte, y lavaos las manos con jabón. Gel nuestro, amen«, rezaba el texto, que le pareció gracioso, pero que de manera inmediata desató una avalancha de insultos y amenazas de decapitación y violación.
Sus abogados indican que la acusación se basa en el artículo 6 de la Constitución que estipula que el Estado es el guardián de la religión. Sin embargo, este mismo texto garantiza la libertad de creencia, conciencia y libertad de culto e, incluso, se compromete a prohibir la acusación de apostasía.
Además, la defensa denuncia numerosos vicios en este proceso, como el acoso sufrido por su cliente durante la primera audiencia, a la que los letrados no tuvieron acceso. Por su parte, el sindicato nacional de periodistas denunció un signo peligroso del retorno a la política de represión y de la mordaza.