Un millar de personas rindió homenaje este domingo, en Bucarest, a las víctimas de la revolución rumana de diciembre de 1989 y pidió aclarar los sangrientos eventos que siguieron a la caída del dictador comunista Nicolae Ceausescu.
Los manifestantes guardaron un minuto de silencio en la plaza de la Revolución. Luego, soltaron cientos de globos blancos que simbolizaron, según los organizadores, «el alma de las 1.142 personas que murieron» hace 30 años.
«Gracias a los que murieron en diciembre de 1989, hoy vivimos en un país libre», declaró una manifestante en Bucarest, Verónica Nicolau, de 52 años de edad.
El presidente de centro derecha, Klaus Iohannis, se unió a los manifestantes, al igual que varios ministros, y depositó coronas de flores y velas como homenaje en un monumento dedicado a las víctimas.
El 15 de diciembre de 1989 se inició un levantamiento comunista en Timisoara, oeste de Rumania, que llegó a la capital seis días más tarde.
Hasta el 22 de diciembre, el Ejército y la policía dispararon contra la muchedumbre por orden de Ceaucescu. Pero la mayoría de las víctimas, más de 900, perdió la vida después de la caída del dictador.