La derrota de Donald Trump en las elecciones marca el fin de la estrategia de «máxima presión» para forzar la salida del mandatario Nicolás Maduro en Venezuela, mientras la llegada del demócrata Joe Biden a la Casa Blanca abre una oportunidad para promover una solución política, dijeron varios expertos.
El gobierno del presidente republicano estuvo marcado por la tensión con Maduro -cuyo segundo mandato no está reconocido por un grupo de más de 60 países, liderado por Estados Unidos.
Pero la estrategia de Trump, que incluyó la amenaza latente de que «todas las opciones están sobre la mesa», no dio frutos y el líder de régimen sigue en el palacio de Miraflores.
En julio, Juan González, asesor de campaña de Biden, trazó las líneas principales para Cuba y Venezuela.
González indicó en una tribuna en la revista Americas Quarterly que un gobierno del demócrata tomaría medidas serias para abordar la situación humanitaria y desplegaría «sanciones inteligentes como parte de una estrategia internacional más amplia para restaurar la democracia».
«El objetivo primordial de Estados Unidos en ambos países debe ser presionar para lograr un cambio democrático», dijo.
En esta línea, Christopher Sabatini, investigador sobre Latinoamérica en el Instituto Chatham House de Londres, explicó a la AFP que el objetivo de la política de Estados Unidos no va a cambiar y será asegurar una transición democrática pacífica y la gestión de la crisis humanitaria.
El cambio va a consistir en el uso de la política de sanciones como «una estrategia flexible» para promover «una negociación constructiva, efectiva para la salida de Maduro y abrir una oportunidad para una colaboración internacional», añadió Sabatini.
Diego Area, director asociado del centro de estudios Atlantic Council, con sede en Washington, indicó asimismo que «Biden ahora tiene una oportunidad histórica para liderar una coalición internacional para promover una solución política en Venezuela».
Sin embargo explicó a la AFP que esto será un «desafío» y que para lograrlo Biden «debe mantener apoyo bipartidista al tema Venezuela en Washington», tras su llegada a la Casa Blanca el 20 de enero.
«Anclada en la realidad»
Para el analista Michael Camilleri, «la política de Biden hacia Venezuela va a estar anclada en la realidad y no en meras ilusiones como se vio durante el gobierno de Trump».
Camilleri también explicó que la visión del gobierno demócrata va a estar más centrada en el hecho de que hay una emergencia humanitaria que «requiere medidas urgentes», en un país que vive una aguda crisis económica, que ha forzado al éxodo a millones de venezolanos.
Y destacó que la estrategia de la retórica y las vagas amenazas de acción militar durante el gobierno de Trump no llevaron hacia una solución de la crisis en Venezuela.
Para este experto de Diálogo Interamericano, lo que se puede esperar del gobierno encabezado por el exvicepresidente de Barack Obama, es que se haga a Maduro responsable de violaciones de los derechos humanos y que haya un mayor enfoque en los ciudadanos, comenzando por darle un Estatuto de Protección Temporal (TPS) a los venezolanos en Estados Unidos, una promesa de campaña de Biden.
Además Camilleri también cree que se puede esperar una estrategia diplomática orientada a una solución política y a que el uso de sanciones sea una herramienta y no un fin.
«Es difícil ser optimista»
Pero para Benjamin Gedan, asesor del programa latinoamericano del Wilson Center de Washington, «es difícil ser optimista». El régimen de Maduro «es más despiadado de lo que pensaba y aunque es incompetente en la gestión económica, ha sido sorprendentemente hábil para evadir las sanciones», agregó.
Además Gedan señaló que Maduro retiene el apoyo de aliados claves, incluyendo China, Rusia, Turquía, Irán y Cuba.
Otro factor que mencionó Gedan es que el éxodo de millones de venezolanos desilusionados reduce las posibilidades de un «alzamiento popular».
Aunque también indicó que «el compromiso de Biden con la diplomacia y las fortalezas de sus relaciones regionales e internacionales pueden crear oportunidades para una solución negociada».
Para Area, uno de los principales cambios será un contraste en la visión del tiempo, en el que una nueva teoría de cambio se articulará «en torno a la capacidad del gobierno de Biden de movilizar a la comunidad internacional», incluyendo varias organizaciones multilaterales como la Organización de Estados Americanos, el Grupo de Lima y con un foco especial hacia la Unión Europea.
«Creo que es algo factible, pero que lleva tiempo. No vamos a ver un cambio de régimen o una transición democrática en el corto plazo», concluyó Area.
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