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¿Cómo está el reconocimiento de Maduro y Guaidó en el mundo?

por Avatar GDA | La Nación | Argentina

Las graves denuncias de violación de derechos humanos, desde ejecuciones extrajudiciales hasta torturas, no han disminuido el club de amigos de la revolución bolivariana, pequeño pero férreo. La realidad es que Nicolás Maduro cuenta con distintos niveles de reconocimiento, comenzando por los cuatro aliados de la región que le reconocen por ahora como presidente: Cuba, Nicaragua, la Argentina y México.

La semana pasada, en un reconocimiento implícito a Maduro y a su régimen, el presidente argentino, Alberto Fernández, dijo: «La situación de Venezuela tiene que ser resuelta por los venezolanos».

A la lista de países mencionados se les suman los aliados globales, con Rusia y China a la cabeza, más un pequeño batallón de buenos amigos, como Turquía, Irán, Corea del Norte, Bielorrusia y Siria. La gran mayoría de países asiáticos y africanos no han tomado partido entre revolucionarios y demócratas, aunque mantienen relaciones diplomáticas con Caracas y en organismos internacionales.

El fin de la era de Desiré Bouterse en Surinam sí ha supuesto una pérdida significativa en el bloque caribeño, inundado durante años con petróleo y dólares. Entre las pequeñas islas con voto en la OEA destacan San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas, Antigua y Barbuda, Barbados y Dominica, siempre del lado chavista. También cercanas en las votaciones fueron Granada y Trinidad y Tobago.

«A estos países les interesa exclusivamente el provecho económico que pueden aún sacar de Venezuela dada su situación de excesiva fragilidad. Así que aúpan a quien ejerce el poder fáctico para hacer negocios y también para adelantar sus objetivos geopolíticos, como hacer más patente la pérdida de influencia mundial de Estados Unidos», subraya el internacionalista Mariano de Alba.

Los países que apoyan a Guaidó

En la otra trinchera, los países que no reconocen al «usurpador» Maduro y apoyan al presidente encargado, Juan Guaidó, conforman la mayoría de democracias occidentales y reúnen a las naciones de América Latina. Un reconocimiento diplomático que ya ocasionó este mes un serio disgusto al «hijo de Chávez», al negarle la Corte Suprema británica el recurso interpuesto para acceder a las 30 toneladas en lingotes de oro, valorada en más de mil millones de dólares de las reservas internacionales depositadas en el Banco de Inglaterra.

«El gobierno británico reconoce al señor Guaidó en la capacidad de presidente constitucional interino de Venezuela y en virtud de la doctrina de única voz, la Corte debe aceptar esa declaración como inequívoca», subrayó el juez Nigel Teare en su dictamen.

En el fundamental litigio que se mantiene en la africana Cabo Verde en torno a la extradición del empresario colombiano Alex Saab, testaferro de Maduro y principal blanqueador del chavismo, también ha pesado este no-reconocimiento de parte de la comunidad internacional en las tres peticiones de libertad, incluidos dos hábeas corpus, presentadas por sus defensores.

Incluso el Fondo Monetario Internacional (FMI) adujo en marzo, en su negativa a conceder un crédito de 5.000 millones de dólares a Maduro para enfrentar la pandemia, que su compromiso con los países miembros se basa en el reconocimiento oficial del gobierno por parte de la comunidad internacional. «No hay claridad sobre el reconocimiento (de Maduro) en este momento», precisó en su decisión.

En la lista que desconoce al «presidente pueblo» aparecen hoy 58 países, más Puerto Rico (estado libre asociado) y lo que el equipo de Guaidó considera será una nueva incorporación en breve tiempo: Uruguay. El nuevo canciller oriental, Francisco Bustillo, ha dejado muy clara su posición desde el principio: «Venezuela es una dictadura».

«Guaidó tiene el reconocimiento de una mayoría de los países occidentales, que cuentan con gobiernos democráticos y que respetan las garantías democráticas. Maduro, por su parte, cuenta con un reconocimiento importante de países orientales, además de los escasos aliados que le quedan en América Latina. Son países que en general no tienen gobiernos democráticos», resume De Alba.

Los 27 países de la Unión Europea conforman el núcleo más nutrido en el bloque anti-Maduro: Alemania, Austria, Bélgica, Bulgaria, Croacia, Chipre, Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia, España, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Islandia, Italia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Malta, Polonia, Portugal, Países Bajos, República Checa, Rumania y Suecia.

El apoyo del Reino Unido, ya fuera de la UE, fue trascendental en la resolución del oro. «La mayoría de esos 58 países no reconocen a un «gobierno interino» sino a Guaidó como presidente encargado. Es una diferencia importante en la que por cierto hizo énfasis el juez inglés cuando decidió lo del oro en Londres», matiza De Alba.

En el subcontinente el apoyo al Parlamento democrático comienza en los vecinos Colombia y Brasil, y sigue con Ecuador, Perú, Paraguay, Chile y Bolivia, el último en sumarse tras la caída de Evo Morales. También los cinco países de Centroamérica, con la excepción de la sandinista Nicaragua. Más al norte, México rompe la unidad de Estados Unidos y Canadá frente a Caracas.

En el Caribe resaltan la República Dominicana y Bahamas, otrora aliadas de la revolución bolivariana. Australia, Japón, Corea de Sur, Taiwán y Marruecos culminan este bloque en otros continentes.

«El reconocimiento a Guaidó no tiene que significar necesariamente un desconocimiento a la situación fáctica en Venezuela, es decir, que Maduro y su gobierno siguen en el poder y que el chavismo ha sido una fuerza política con importancia y un importante nivel de apoyo en Venezuela durante los últimos 20 años. En consecuencia, reconocen a Guaidó y siguen teniendo relaciones con Maduro, pero al mismo tiempo son lo suficientemente independientes e inteligentes para destacar que la solución en Venezuela pasa porque el régimen acepte que debe respetar las mínimas garantías democráticas y los derechos humanos y debe buscar un acuerdo negociado que permita revertir la tragedia humanitaria y el colapso económico ocasionado por Maduro», concluye el internacionalista.