El Ramadán comienza este jueves en Israel y los territorios palestinos ocupados entre un ambiente festivo propio de este mes sagrado musulmán y la tensión acumulada tras una prolongada escalada de violencia, mientras la Policía y el Ejército israelíes refuerzan las medidas de seguridad en la zona.
Este período, marcado por el ayuno de día y cenas en familia o en comunidad al anochecer, con un fuerte significado espiritual, podría ser también detonante que agrave las tensiones ya existentes entre israelíes y palestinos, como ya ha ocurrido en el pasado.
Además, en la primera mitad de abril, el Ramadán coincidirá con la festividad judía de Pésaj (Pascua judía) lo que podría intensificar más el malestar en Jerusalén, porque ambas religiones comparten lugares sagrados en la Ciudad Vieja.
La Ciudad Santa, principal epicentro del conflicto, será destino de decenas de miles de palestinos de Cisjordania y Gaza, a los que Israel permite un acceso temporal para ir a rezar en la Explanada de las Mezquitas de Al Aqsa, tercer lugar más sagrado del islam, en la Ciudad Vieja, en la parte este ocupada de la urbe.
Pero para los judíos, allí se ubica el Monte del Templo, donde se cree que se levantó el Segundo Templo, el lugar más sagrado para el judaísmo donde el culto solo está permitido a algunos rabinos según sus propias normas, aunque movimientos sionistas religiosos cada vez son más partidarios del rezo general, otro foco de tensión con los palestinos.
Las guirnaldas, iluminaciones de colores y los adornos propios de esta festividad decoran ya calles de Jerusalén, Gaza, Cisjordania o de localidades palestinas de Israel, una región donde alrededor de 7 millones de personas se preparan para celebrar de un modo u otro la festividad.
Se prevé que la Policía israelí despliegue a miles de agentes en Jerusalén para la vigilancia a fieles que vayan a rezar al complejo de Al Aqsa, sobre todo ante el rezo del viernes, el más masivo y que congrega a decenas de miles de musulmanes venidos de toda la región.
En Jerusalén Este, Israel frenará temporalmente las demoliciones de viviendas palestinas sin permiso de construcción, una medida que suele tomar por el mes sagrado musulmán para evitar mayores picos de violencia; a pesar de que el ministro de Seguridad Nacional, el extremista Itamar Ben Gvir, quien controla la Policía, está en contra de la medida.
Amenazas de Hamás
El grupo islamista Hamás -que gobierna en Gaza- alertó de que las acciones de extremistas judíos o la represión contra palestinos de fuerzas de seguridad israelíes en lugares de gran peso simbólico como la Explanada de las Mezquitas -convertida en un símbolo nacional palestino- podrían derivar en una mayor pico de violencia en el que deberán implicarse.
En 2021, tras semanas de choques en Jerusalén por el inminente desalojo de familias palestinas del barrio de Sheij Yarrah y las intervenciones policiales contra fieles en Al Aqsa derivaron en una escalada bélica con Hamás y otras milicias palestinas en Gaza después del Ramadán.
Los 11 días de ofensiva militar en mayo se saldaron con 260 palestinos muertos y 13 personas en Israel.
Actualmente, las tensiones del conflicto palestino-israelí se centran más bien en Cisjordania, donde las operaciones militares israelíes siguen casi a diario y se saldan con muertos y arrestados.
Este 2023, 87 palestinos han muerto en incidentes violentos con Israel, y 15 personas han fallecido del lado israelí en ataques cometidos por palestinos.
Es el inicio de año más mortífero desde el 2000, una situación que podría empeorar aún más si las tensiones no consiguen contenerse durante este Ramadán.
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