Colombia regresó a la calma este viernes después de masivas marchas y cacerolazos que sacudieron al gobierno de Iván Duque. Durante las manifestaciones murieron tres personas y cientos resultaron heridas.
Pese a que las autoridades reportaron tranquilidad en todo el país, en el sur de Bogotá estallaron enfrentamientos entre manifestantes y policías, en las que se afectaron adyacencias de estaciones de transporte público por daños y bloqueos.
El alcalde Enrique Peñalosa decretó la ley seca hasta el sábado ante el “conocimiento de vándalos que quieren generar caos”. La medida ocurrió luego de la mayor protesta social de los últimos tiempos contra el gobierno central.
Para la tarde convocaron a nuevos cacerolazos, que la noche anterior se extendieron hasta por tres horas en muchos sectores de la capital.
“Hoy el país está tranquilo”, dijo temprano Carlos Holmes Trujillo, ministro de la Defensa, en la presidencial Casa de Nariño.
Aunque la jornada del jueves se desarrolló en su mayoría de forma pacífica, caído el sol Bogotá y Cali vivieron momentos de violencia.
En el departamento del Valle del Cauca, del que Cali es capital, murieron tres personas durante los disturbios. Dos en Buenaventura, principal puerto sobre el Pacífico, en una confrontación con la fuerza pública cuando intentaban saquear un centro comercial. El otro civil pereció en Candelaria.
A la zona se desplazó una comisión oficial para “analizar de primera mano los procedimientos” de los funcionarios en medio de los choques, aseguró Trujillo.
Duque, quien está en horas bajas luego de 15 meses de asumir el poder, lidera este viernes un consejo extraordinario con su gabinete.
El jefe del Estado, que reconoce la legitimidad de algunos reclamos en su contra, aseguró el jueves que acelerará la agenda social de su gobierno y que escuchó el reclamo callejero. Aunque no respondió al llamado de diálogo directo de los promotores del paro.
Policías investigados
Las refriegas en varias ciudades del país causaron 273 heridos: 122 civiles y 151 miembros de la fuerza pública. Además, hubo 98 capturados, según el balance oficial.
Luego de las manifestaciones se abrieron 11 investigaciones ante denuncias de “posibles actuaciones irregulares” de policías en Bogotá, Cali, Manizales y Cartagena.
“De comprobar una falta, por supuesto que se aplicarán las sanciones correspondientes”, agregó el ministro.
La ONG Amnistía Internacional dijo en Twitter que recibió “testimonios, fotos y videos sumamente alarmantes” de uso excesivo de la fuerza por parte de la policía antidisturbios.
Cali, una de las ciudades más violentas de Colombia, fue el principal foco de violencia, con saqueos y actos vandálicos, lo que llevó a la alcaldía a decretar un toque de queda ya levantado.
“No hay ninguna novedad de orden público, absolutamente todo tranquilo y controlado”, dijo este viernes el secretario de Seguridad, Andrés Villamizar.
Intentos de robos
En la tercera ciudad del país grupos de ciudadanos armados custodiaron edificios y conjuntos residenciales ante intentos de robos en la noche que, según Villamizar, no se concretaron.
Un grupo de personas pretendió ingresar al conjunto donde vive Blanca Zapata, en el sur. La mujer se resguardó en su hogar con sus dos hijos. Sus vecinos bajaron a la portería y controlaron a los atacantes.
“Sentí mucho susto de que se metieran a robar y quién sabe a qué más”, afirmó. Las autoridades caleñas recogían escombros en las vías y retomaban el servicio de transporte público que, al igual que en Bogotá, sufrió daños en sus instalaciones.
Con un diverso abanico de reclamos y exigencias, cientos de miles de personas protestaron en las calles y ejecutaron cacerolazos contra el mandatario conservador.
Indígenas, campesinos, artistas, estudiantes y partidos opositores se sumaron a la convocatoria. Estaban liderados por las centrales obreras, que rechazan supuestas reformas para flexibilizar el mercado laboral y el sistema pensional.
Todos cuestionaron la política de seguridad enfocada en el combate del narcotráfico, el asesinato de decenas de líderes sociales. También el intento de modificar el pacto de paz de 2016 que desarmó a la ex guerrilla FARC, que participó en el paro.
Colombia, una nación con 48 millones de habitantes, tiene un crecimiento económico por encima del promedio regional, pero elevados índices de desigualdad y desempleo.