Colombia inició este domingo el escrutinio de votos para elegir presidente entre el izquierdista Gustavo Petro y el millonario independiente Rodolfo Hernández, dos candidatos ajenos a los partidos, con propuestas radicales de cambio para un país en crisis.
Los dos aspirantes llegaron a esta histórica elección empatados en la intención de voto, por lo que un resultado muy ajustado podría desencadenar protestas ante las sospechas de fraude que avivó Petro durante la jornada.
Las votaciones cerraron a las 21H00 GMT y comenzó el cómputo oficial de sufragios que determinará al sucesor de Iván Duque a partir del 7 de agosto.
La Registraduría, el organismo encargado de organizar los comicios, prevé que hacia las 00HGMT se conozca al vencedor.
«Hoy tenemos indudablemente que derrotar cualquier intento de fraude con una votación masiva», escribió Petro en Twitter tras sufragar en Bogotá.
El senador y exguerrillero de 62 años subió en sus redes fotos de boletas de votación adulteradas. La Registraduría se hizo eco de las denuncias y pidió a los electores que en tal caso pidieran una nueva tarjeta.
Hernández, quien votó en Bucaramanga, la ciudad de la que fue alcalde, cuestionó a su rival por «crear un ambiente de fraude».
Petro ganó la primera vuelta el 29 de mayo con 40% de los votos frente a 28% de Hernández, en un castigo de los electores a las fuerzas que siempre han gobernado Colombia.
Pero su ventaja se pulverizó tras el juego de alianzas y una campaña muy agresiva y con filtraciones.
Si vence Petro, la izquierda llegará por primera vez al poder y si el triunfo es para Hernández, de 77 años, al frente del país quedará un millonario sin partido que tiene líos con la justicia.
«Quiero un mejor futuro para mí y para los demás. No creo que quien gane hoy sea bueno pero igual será un cambio», dijo a la AFP Valentina Ríos, una animadora de 19 años, en Bogotá.
Ruptura incierta
Alrededor de 39 millones de electores estaban convocados voluntariamente a las urnas en un ambiente altamente polarizado.
«Los colombianos nunca se habían enfrentado a esto, no ir hacia donde el entusiasmo les señala sino hacia aquel que les hará menos daño», señala Michael Shifter, del centro de análisis Diálogo Interamericano.
Duramente reprimidas, las protestas de 2019, 2020 y 2021 reflejaron un malestar profundo frente a la desigualdad y falta de oportunidades, principalmente para los jóvenes, e impulsaron el declive del gobierno de Duque y más adelante el de las fuerzas tradicionales.
Con la pandemia se agravó la pobreza, que hoy alcanza al 39% de los 50 millones de colombianos. El desempleo ronda 11% y la informalidad 45%.
También el narcotráfico y la violencia asociada, con varios grupos armados expandiéndose por el territorio, serán desafíos del próximo gobierno.
Petro y Hernández representan ruptura y cambio, pero con modelos opuestos. El primero quiere transformar el sistema de salud y pensiones, y suspender la exploración petrolera para dar paso a energías limpias ante la crisis climática.
«El país necesita justicia social para poder construirse en paz es decir menos pobreza, menos hambre, menos desigualad, más derechos. Si no hace eso la violencia se profundiza», sostiene Petro.
Hernández aterrizó en esta contienda como un «outsider» adinerado, con un mensaje anticorrupción y de austeridad.
«Voy a reducir el tamaño del Estado, a acabar la corrupción y reemplazar por funcionarios eficientes y no corruptos a aquellos que han puesto en gobiernos anteriores y que están marcados por la incapacidad», señala.
«El menos peor»
No obstante, Petro y Hernández coinciden en que restablecerán relaciones con Venezuela, implementarán el acuerdo de paz de 2016 con las extintas FARC y buscarán dialogar con el Ejército de Liberación Nacional, la última guerrilla reconocida en el país.
«Ninguno de los dos es bueno, pero toca votar por el menos peor, y el menos peor es Rodolfo. El otro ha sido guerrillero y eso es lo que la gente joven no ve», expresó Ruth Sepúlveda, un ama de casa de 54 años, en Bucaramanga.
Ambos presidenciables eligieron a mujeres con raíces afro para la vicepresidencia. La ambientalista Francia Márquez acompaña la fórmula de Petro y la académica Marelen Castillo la de Hernández.
Ante el inminente giro, crecen las dudas y los miedos. Sectores poderosos y de las Fuerzas Armadas resisten a Petro por su pasado y sus proyectos de reformas que, temen afecten a la propiedad privada y conduzcan al país hacia un socialismo fallido.
Si vence, los militares deberán jurar lealtad a un exguerrillero en un país traumatizado por un conflicto de seis décadas con los rebeldes de ultraizquierda.
También tiene una «personalidad que muchos asocian con intransigencia, terquedad y con un ego que limita el diálogo», sostiene la politóloga de la Universidad Javeriana Patricia Muñoz.
Con Hernández, un político lenguaraz que se desdice con frecuencia, reina la incertidumbre. El magnate que promete erradicar la corrupción está llamado a juicio por irregularidades en un contrato firmado en su época de alcalde, que podría impedirle gobernar.
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