Un segundo tanque petrolero colapsó a la media noche del domingo en Matanzas, en el occidente de Cuba, donde los bomberos llevan dos días batallando con un gigantesco incendio, que ha dejado un muerto y 16 desaparecidos, informaron autoridades locales.
«El tanque número 2 acaba de colapsar, aun no se precisa si con la explosión haya salido despedida la tapa del tanque 3», en la base de supertanqueros de combustible, informó en su página de Facebook el gobierno provincial del Poder Popular de Matanzas, una ciudad a 105 kilómetros de La Habana.
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El siniestro de grandes proporciones comenzó el viernes cuando un relámpago cayó sobre un tanque, que forma parte de una planta almacenadora de combustible en la que había un total de ocho enormes depósitos.
El primer tanque contenía 26.000 metros cúbicos de crudo, alrededor de 50% de su capacidad máxima. Durante la madrugada del sábado este gran cilindro con una tapa cóncava colapsó y el fuego se extendió a un segundo depósito que contenía 52.000 metros cúbicos de fuel oil. Este último se vino abajo en la media noche del domingo.
La presidencia de Cuba confirmó que se trata de «un derramamiento de petróleo del segundo tanque» y que el tercero no ha colapsado.
Los dos tanques siniestrados estaban juntos y las autoridades temen desde el sábado que el fuego se expanda hacia un tercer depósito.
Ante este riesgo «las fuerzas que laboraban en el lugar habían sido evacuadas» el domingo por la noche, dijo el gobierno provincial de Matanzas.
Según el último parte médico, difundido antes del colapso, el saldo es de un muerto, mientras que 24 personas continúan hospitalizadas, cinco de ellas en estado crítico.
Las 16 personas reportadas como desaparecidas son «bomberos que estaban en la zona más cercana» al incendio, informó el sábado la presidencia.
El cuerpo del bombero Juan Carlos Santana, de 60 años, localizado el sábado, fue sepultado este domingo con honores en su natal poblado de Rodas, en la vecina provincia de Cienfuegos.
Familiares de los desparecidos se reunieron con el presidente Miguel Díaz-Canel en un céntrico hotel de Matanzas, donde son asistidos por médicos y psicólogos en su angustiante espera.
«Mi hijo cumplió con su deber, dio un paso al frente», dijo en llanto a AFP la madre de un joven bombero de 19 años de edad que se encontraba en la base de supertanqueros el sábado en la madrugada cuando comenzó el fuego en el segundo depósito de combustible.
«Todo el apoyo»
Madres, padres y otros familiares esperan noticias sobre sus seres queridos en el lobby del hotel Velasco.
«Todo el apoyo para ustedes y estamos aquí para lo que necesiten», les dijo el mandatario, según imágenes transmitidas por la televisión estatal.
La tragedia se produce a tres meses de la explosión en La Habana del hotel Saratoga por un escape de gas, que dejó 46 muertos, entre ellos una turista española, y más de 50 heridos, así como la destrucción casi total del céntrico inmueble.
Rosmari Pino, una voluntaria de la Cruz Roja de 22 años que pasó la noche del viernes al sábado en la base, narró que «en la primera explosión hubo dos lesionados, pero las quemaduras graves fueron a las 05:00 de la mañana».
«Los que estábamos abajo (de la base) vimos el cielo alumbrando y salimos en seguida», añade la joven estudiante de veterinaria, aún con su mono rojo puesto.
Ayuda «decisiva»
Las autoridades se coordinaron el domingo con responsables de brigadas de México y Venezuela que arribaron el sábado por la noche para ayudar a sofocar el incendio.
Cuatro aviones mexicanos y uno venezolano aterrizaron en el aeropuerto del famoso balneario de Varadero, a unos 40 kilómetros al noreste de Matanzas. El primer avión de la Fuerza Aérea Mexicana llegó con 60 militares y 16 técnicos de Petróleos Mexicanos (Pemex), seguido por otro con equipo y productos químicos para control de incendios.
En horas de la madrugada llegó otro vuelo procedente de Venezuela con 35 bomberos, especialistas y técnicos de Petróleos de Venezuela (PDVSA), que transportaron 20 toneladas de espuma y otros químicos.
«La ayuda es importante, creo que va a ser decisiva», dijo Díaz-Canel a la prensa.
La inmensa columna de humo que desde el viernes se extendía hasta La Habana, había empezado a ceder el domingo por la tarde, antes del colapso del tanque dos.
Desde un puesto de auxilio, ubicado a unos 150 metros de la base de supertanqueros, aguardaba el grupo voluntarios de la Cruz Roja local, y los carros de bomberos salían constantemente hacia la zona del incendio.