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Claves de la guerra entre guerrillas en la frontera de Colombia con Venezuela

Se trata de una crisis humanitaria sin precedentes desde que las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) firmaron la paz en 2016
Por EFE
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Atrás quedó la tregua entre la guerrilla del ELN y los disidentes de las FARC en la frontera entre Colombia y Venezuela. Su guerra, que estalló sin un detonante claro, deja decenas de muertos y miles de desplazados como en las peores épocas del conflicto armado colombiano.

Desde el jueves, los choques entre las organizaciones alzadas en armas en la región de Catatumbo, en el departamento de Norte de Santander (noreste), han causado la muerte de al menos 80 personas y la huida de 11.000 lugareños de sus hogares.

Se trata de una crisis humanitaria sin precedentes desde que las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) firmaron la paz en 2016.

Aquí las claves de esa guerra entre guerrillas que hasta hace meses eran aliadas.

Un apoyo revolucionario

Históricamente las montañas de Catatumbo han sido controladas por las guerrillas que nacieron en 1964 con el propósito de tomarse del poder: las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN).

Allí hubo durante años «acuerdos de convivencia» y «acuerdos de cooperación», recuerda a la AFP Carlos Velandia, coordinador del centro de estudios sobre el conflicto GISDE.

Pero después de que las FARC firmaron la paz y depusieron las armas, los llamados «elenos» aprovecharon para asentarse en todo el Catatumbo.

ELN Colombia

Foto Daniel Munoz / AFP

Las pequeñas milicias de los exFARC que no dejaron los fusiles pidieron ayuda al ELN y se fortalecieron nuevamente hasta convertirse en una organización poderosa económica y militarmente.

Ahora el comandante del ELN, Antonio García, asegura que esa acción «solidaria» fue traicionada y que los disidentes de las FARC los han amenazado, según una carta publicada este lunes en redes sociales.

Por su parte Andrey, jefe de las disidencias en Catatumbo, denuncia que se trata de un «exterminio» en su contra.

Detonante

«No podemos decir el hecho específico (que generó la guerra), pero alrededor de octubre del año pasado ya había una contradicción entre las dos organizaciones» que antes tenían «relaciones» de «cooperación», dijo a Blu Radio el ministro de Defensa, Iván Velásquez.

Iris Marín, jefa de la Defensoría del Pueblo, señala que la gota que derramó la copa fue una masacre perpetrada la semana pasada en Norte de Santander, atribuida inicialmente al ELN, pero aparentemente perpetrada por las disidencias.

El dueño de una funeraria fue asesinado en una carretera junto a su esposa y su hijo de seis meses.

Foto Schneyder Mendoza / AFP

«El detonante fue el vil asesinato de Miguel Ángel López, junto a su esposa, Zulay Durán Pacheco y su pequeño hijo, para de manera ruin endilgárselo al ELN», asegura Antonio García.

En su arremetida el ELN ha asesinado a un puñado de firmantes del acuerdo de paz de las FARC, bajo el pretexto de que en realidad colaboraban con disidentes y estaban en negocios criminales en una región repleta de sembradíos de hoja de coca (más de 50.000 hectáreas), el principal componente de la cocaína.

El gobierno está evaluando decretar el estado de conmoción interior, una facultad constitucional para que el Ejecutivo tome medidas extraordinarias como impedir la circulación de los habitantes ante una amenaza de seguridad.

Extorsión, coca y paz

Desde el fin de las FARC, la guerra en Colombia ha sufrido un «fenómeno de mutación», agrega el experto Velandia: del «conflicto político-social y armado a una encrucijada de violencias en la que distintos actores se disputan los territorios», sin ideología.

Con poca presencia de las fuerzas estatales, el Catatumbo es una región ideal para el narcotráfico y la extorsión.

Gerson Arias, investigador de la ONG Ideas para la Paz, considera que las disidencias no respetaron «las reglas que había en términos de extorsión» e iniciaron una cruzada «para arrebatar» al ELN el apoyo de las poblaciones fronterizas.

Foto Schneyder Mendoza / AFP

Esos choques explicarían la tensión que venía en aumento. Además, las disidencias del Catatumbo parecen estar determinadas en firmar la paz con el presidente Gustavo Petro, mientras que los diálogos del gobierno con el ELN están suspendidos.

Los miembros del ELN «pueden estar previendo que haya un desarme» en el futuro de las disidencias y «lo interpretan como un espacio que ellos están llamados naturalmente a ocupar», comenta el experto Jorge Mantilla.

Venezuela, un colchón

De acuerdo con el ejército, el ELN aumentó su pie de fuerza en Catatumbo con refuerzos procedentes del vecino departamento de Arauca, donde son los amos y señores de los pasos fronterizos con Venezuela.

Académicos como Velandia piensan que los rebeldes buscan dominar definitivamente los 2.200 km de frontera, en una decisión tomada en su VI Congreso, celebrado en 2024.

Venezuela sería un «colchón de amortiguamiento» para el ELN ante las acciones de la fuerza pública.

La inteligencia de Colombia sospecha desde hace años que del otro lado de la frontera los rebeldes cuentan con beneplácito de las autoridades venezolanas.

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