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Ciudadanos de Guayaquil: “No le tengo miedo a la muerte, pero no me quiero morir así”

por Avatar Hilda Lugo Conde

Andy Gabriela Moreno tiene 27 años de edad. Licenciada en Trabajo Social egresada de la Universidad Central de Venezuela, vive en Guayaquil, la ciudad más importante de Ecuador después de Quito, desde hace un año. Comparte apartamento con su pareja, también venezolano. Desempleados los dos, asegura que en estos momentos la capital de la provincia de Guayas, con  2,7 millones de habitantes de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), está sumida en el pánico.

De los 3.163 casos positivos de covid-19 contabilizados en Ecuador hasta este jueves, 1.520 se encuentran en Guayaquil. Y de las 120 muertes ocurridas en el país, 82 han sido en la provincia de Guayas, según datos del INEC. «La situación es terrible, se desbordó el sistema sanitario, no hay cómo recoger los cadáveres de las casas ni de las calles. El estrés es terrible», cuenta Moreno.

En un mensaje dirigido al país este jueves, el presidente Lenín Moreno pidió transparencia en las cifras. «Sabemos que tanto en número de contagios, como de fallecimientos, los registros oficiales se quedan cortos. La realidad siempre supera el número de pruebas y la velocidad con la que se presta la atención», afirmó. El mandatario pidió a los ecuatorianos no minimizar la magnitud de lo que ocurre. «Estamos ante una crisis sanitaria y económica que, sin duda, tendrá dolorosas consecuencias», agregó.

Andy Gabiela Moreno y su pareja habían tomado previsiones antes de que el covid-19 llegara a Guayaquil. «Hicimos seguimiento a lo que decía la Organización Mundial de la Salud. Compramos enlatados, carne congelada. Así que por el momento tenemos lo necesario», comenta.

Su pareja es la que ha salido en los últimos días de aislamiento para abastecerse. Evita los supermercados grandes porque, dice, se hacen largas colas en las que la gente pasa entre tres y cinco horas para ingresar a los establecimientos. «Va a locales pequeños donde, aunque con colas, no tardas tanto tiempo». Hasta ahora no ha habido escasez en los supermercados. Si bien desaparece un producto un día, al otro lo encuentras, agrega Moreno. Sin embargo, la alcaldesa de Guayaquil, Cynthia Viteri, ha dicho que durante el período de aislamiento decretado por el gobierno, que incluye un toque de queda de 2:00 pm a 5:00 am en todo el país, podría haber desabastecimiento en la ciudad. «Antes llegaban cinco camiones de víveres al mercado mayorista, ahora solo llegan dos», reseñó el diario El Comercio de Quito.

Guayaquil

Jefferon Díaz es periodista. Venezolano también con nacionalidad ecuatoriana, migró con su esposa e hijo a Guayaquil para luego radicarse en Quito. «El sistema de salud en este país siempre ha estado colapsado. Lo que ha pasado en Guayaquil, donde no hay capacidad para atender a los contagiados con el covid-19 o a los que padecen otra enfermedad, es consecuencia de esa realidad». Revela entonces cifras del INEC: en Ecuador hay 1,4 camas de hospital por cada 29.500 habitantes, de las cuales 1.183 se encuentran en las unidades de cuidados intensivos. «Las autoridades no han querido decir cuántas camas hay en Guayaquil porque demostrarán que están desbordados, que no son capaces de atender a la población», comenta.

En Ecuador fueron habilitados dos números de atención de emergencias para asistir a la población durante la pandemia: el 171 y el 911. La gente, indica Díaz, llama apenas siente síntomas. «Te preguntas qué sientes. Y la respuesta siempre es la misma: ‘Quédate en tu casa y toma Paracetamol’. Precisamente porque no tienen cómo atender a las personas en los hospitales. Y, además, no hay suficientes pruebas para testear a la gente por covid-19».

A mediados de marzo la entonces ministra de Salud, Catalina Andramuño, anunció que al país llegarían 2 millones de pruebas para detectar el virus. Pero luego el vicepresidente Otto Sonnenholzner y la ministra de gobierno, María Paula Romo, desmintieron las cifras de Andramuño, lo que motivó la renuncia de la funcionaria. El nuevo ministro de Salud, Juan Carlos Zevallos, aseguró que al país llegarán 200.000 pruebas, señala Jefferon Díaz. «Al 2 de abril se habían realizado 9.604 pruebas en Ecuador», agrega.

Lo que sucede en Guayaquil es dantesco, dice el periodista. «Prácticamente están mandando a la gente a morir en sus casas porque no hay cómo atenderlos. Y muchas no saben la causa, aunque se presume que la mayoría es por el covid-19». Los cadáveres, entonces, permanecen en las viviendas de las personas hasta por cinco días y hay quienes los dejan en las calles porque no saben cómo manejar un cadáver infectado. «Ni siquiera el personal de las funerarias sabe cómo es el protocolo para tratar con los cuerpos».

El presidente del directorio de BanEcuador, Jorge Wated, fue designado por el presidente Moreno para encabezar la Fuerza de Tarea Conjunta, encargada del levantamiento de cadáveres en Guayaquil. De 30 han pasado a 150 en los últimos días los cadáveres que se han recogido, dijo. En algún momento se pensó en enterrar a los difuntos en fosas comunes, lo que indignó a la población, pero de inmediato fue descartada la posibilidad. «Habrá sepultura correcta para los muertos», dice Díaz.

En Guayaquil se han tomado otras medidas de sanidad para atender la crisis, comenta el periodista. «Se están desinfectando las calles. Todas las noches pasa un camión cisterna con agua con cloro y desinfectante, y detrás va otro equipo que lava las calles. Y también pasan camiones que fumigan».

Ronadl Ladines es periodista del diario El Comercio. Para él, hay dos factores que pueden haber incidido en la manera en la que se propagó el virus en Guayaquil. La primera fue el levantamiento de las medidas de aislamiento para la celebración de un partido de Copa Libertadores, el 4 de marzo, en el que se enfrentaban Independiente del Valle y Barcelona en el Estadio Monumental Isidro Romero Carbo de Guayaquil. «Ese día al menos 30.000 personas estuvieron en el estadio», recuerda.  Y otro de los factores por considerar fue la falta de controles en el aeropuerto internacional José Joaquín de Olmedo para las personas que venían de Europa.

«Muchos expertos aseguran que estas pueden ser las razones de la masificación del virus en la ciudad», agrega.

El 29 de febrero se supo del primer caso de covid-19 en Ecuador. La portadora fue una septuagenaria que había llegado al país procedente de España el 14 de febrero. Murió.

«El caso se trató muy mal comunicacionalmente. Expusieron a la enferma, publicaron nombre y rostro. La familia recibió mensajes amenazantes», recuerda Jefferson Díaz.

Jorge Wated ha dicho que en los próximos meses se esperan 3.500 muertes en la provincia de Guayas.

Beatriz Hidalgo (nombre ficticio) es guayaca. Tiene 76 años de edad. Vive sola con dos gatas. Tiene tres hijos: uno está en Boston, otro en Caracas y el menor en Sevilla. «Me tienen prohibido salir de la casa. Y yo les prometí que no saldría. No me quiero morir en estos momentos y que mis hijos no puedan despedirse de mí». Una vecina le compra los alimentos que necesita, «aunque a esta edad ya uno no come mucho». «Más me preocupa que coman mis gatas», agrega.

Hace una semana, recuerda, murió el esposo de una vecina. «No sabemos si fue por el virus. Fue al hospital y no le hicieron ninguna prueba. Lo mandaron a casa. Pasaron dos semanas y murió. Mi amiga se encargó sola de todo. Fue muy triste no acompañarla en esta situación. El cadáver estuvo dos días en la casa. Jamás lo iba a dejar en la calle. Sus hijas no viven en el país. Lo que nos está sucediendo es muy doloroso. Yo no le tengo miedo a la muerte, pero no me quiero morir así», dice con la voz entrecortada.

Andy Gabriela Moreno, como inmigrante, se siente desprotegida. Y así la gran mayoría del 88% de la migración venezolana en Ecuador que vive del comercio informal. Según cifras oficiales del Ministerio de Gobierno y del Ministerio de Relaciones Exteriores, entre 400.000 y 500.000 venezolanos estarían en el país. Aunque para Jefferson Díaz ya esa cifra habría sido superada. «Es gente que tiene que salir todos los días para buscar cómo mantenerse. Es gente que no se puede quedar en su casa», dice.

Moreno se pregunta qué harán ella y su pareja cuando se acaben los ahorros de los que están viviendo. «Si esta situación se extiende, que creo es lo que sucederá, tendremos que vender algunos objetos de valor para mantenernos, pero en este momento nadie está comprando otra cosa que no sea comida».

Siente temor. El plan B de la pareja era mudarse a Chile. Pero, por razones obvias, refiriéndose a la situación política y social del país, lo han descartado. «Esperar, vamos a esperar».