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China sigue apostando por el carbón mientras Occidente lucha contra la producción de CO2

Por El Debate
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En 2016, el Partido Comunista de China (PCCh) se puso como objetivo reducir el uso del carbón y desarrollar las energías limpias, como la solar o la eólica. A pesar de que el país ha levantado gigantescas infraestructuras para poner en marcha las renovables –incluso un ambicioso plan para poner placas solares en todos los tejados–, China no renuncia a una de las energías más contaminantes: la que se obtiene mediante la quema de carbón.

En concreto, los diferentes gobiernos locales chinos aprobaron construir más centrales de carbón en los primeros tres meses de 2023 que en todo el año 2021, según revelan documentos oficiales y recoge la ONG Greenpeace. Algo que, según Xie Wenwen, responsable de la organización, «puede provocar catástrofes climáticas».

Los compromisos de este país para reducir la emisión de gases de efecto invernadero –principales responsables del aumento de las temperaturas– a la atmósfera son esenciales, ya que es el mayor emisor mundial. Los cambios de tendencia hacen ahora temer que China esté dando marcha atrás en sus propósitos y sea, por ende, más complicado llegar al objetivo mundial para intentar ralentizar el incremento en los mercurios.

Xi Jinping, estableció el período comprendido entre los años 2026 y 2030 para alcanzar un pico de emisiones de carbono y lograr la neutralidad del mismo para 2060. Sin embargo, mientras Occidente trata de descender las emisiones de dióxido de carbono con restricciones y cambios profundos, las políticas medioambientales no parecen acompañar al gigante asiático.

Entre enero y marzo de este año se dio luz verde a, por lo menos, 20,45 gigavatios (GW) de carbón. Una cifra que contrasta con el mismo período del año anterior, cuando fue de 8,63 gigavatios, y que resulta especialmente llamativa al compararla con los datos de 2021, ya que en ese año se aprobaron 18 GW, menos que en lo que llevamos de 2023.

Y es que el año pasado, China produjo cerca del 60 % de su electricidad a partir del carbón. Esta modificación se produjo a partir de 2021, momento en el que el país sufrió importantes cortes de energía que provocaron el caos, con viviendas y fábricas completamente incomunicadas.

Otro factor es que, según se explica en el informe publicado por el Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio, la tecnología para poder almacenar energía verde «aún no está lo suficientemente madura como para implementarse a la escala considerada esencial» para los planes de China de expandir el uso de energía renovable.

No obstante, según ese mismo documento, se necesita con urgencia una «reducción rápida y profunda del uso del carbón». La energía del carbón debe caer «aún más rápidamente que el uso general del carbón», dado el importante papel de la electrificación en la descarbonización de otros sectores, como el transporte, la edificación y la industria.

Descarbonización en Europa

Mientras China sigue abriendo centrales de carbón, el objetivo climático de la Unión Europea (UE) reside en reducir las emisiones en al menos un 55 por ciento de aquí a 2030, haciendo que la UE sea climáticamente neutra de aquí a 2050.

En este ambicioso plan, llamado ‘Objetivo 55’, se incluyen medidas para reducir las emisiones en el transporte por carretera y el transporte marítimo nacional, los edificios, la agricultura, los residuos y la pequeña industria.

Según ese objetivo, la importación de combustibles fósiles disminuye de una manera importante, lo que supone un ahorro en la balanza comercial de 67.000 millones de euros en el periodo 2021-2030. Asimismo, en España el Plan Nacional Integrado Energía y Clima (PNIEC) prevé añadir otros 59 GW de potencia renovable y 6 GW de almacenamiento con una presencia equilibrada de las diferentes tecnologías renovables.

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