China advirtió este jueves a Estados Unidos de que para resolver el conflicto en Ucrania se deben «respetar las legítimas preocupaciones de Rusia», al tiempo que pidió «calma y contención» a todas las partes para evitar mayores tensiones.
El ministro chino de Exteriores, Wang Yi, conversó telefónica con su homólogo estadounidense, Antony Blinken, en la que argumentó que la «expansión» militar, en referencia a la OTAN, «no garantizará la seguridad regional» en un momento de máxima preocupación por la concentración de tropas rusas en la frontera con Ucrania.
Wang aprovechó la ocasión para criticar una vez más «la mentalidad de Guerra Fría» de Estados Unidos: «En el siglo XXI no puede haber política de bloques», señaló el diplomático, quien agregó que «es necesario un mecanismo de seguridad europeo equilibrado, eficaz y sostenible al cual se llegue mediante negociaciones».
«Pero las preocupaciones de seguridad de Rusia son razonables, y deben tomarse en serio y resolverse», enfatizó.
Mientras Rusia evalúa las respuestas por escrito que ha recibido de Estados Unidos y de la OTAN a las garantías de seguridad que exige para frenar la expansión de la Alianza Atlántica, Pekín sugirió hoy volver a los Acuerdos de Minsk: «Ese acuerdo fue aprobado por el Consejo de Seguridad de la ONU. Es un documento reconocido por todas las partes y se debe poner en marcha».
«China apoyará todos los esfuerzos que se hagan en esa dirección», aseguró el canciller chino.
Entretanto, Washington sigue preparándose para un escenario de confrontación, con la entrega de más material militar a Kiev y la recomendación de sus ciudadanos en Ucrania a abandonar el país ante la potencial invasión.
«Hay que mantener la calma y abstenerse de tomar medidas que hagan aumentar la tensión», aconsejó Wang.
Un eje Pekin-Moscú, un rompecabezas para Washington
Las declaraciones se producen apenas dos días después de que el embajador ruso en China, Andrey Denisov, afirmara en rueda de prensa que «no hay necesidad de que China y Rusia establezcan una alianza militar», según recogieron periodistas chinos en Twitter.
Pekín y Moscú coinciden en su apuesta por lo que consideran el «multilateralismo» y «el abandono de mentalidades propias de la Guerra Fría», algo que Denisov enfatizó al destacar que alianzas militares como la OTAN están «anticuadas».
Los estrechos lazos entre las dos potencias han levantado suspicacias sobre hasta qué punto Pekín apoyaría a Moscú en una hipotética invasión de Ucrania, más teniendo en cuenta que en menos de una semana se inaugurarán en Pekín los Juegos Olímpicos de Invierno, a los que el presidente ruso, Vladímir Putin, ha confirmado su asistencia.
«Si las tensiones en Ucrania degeneran en una invasión rusa a ese país, Washington se vería en aprietos. Forzaría a desviar su atención de China, país que focaliza la prioridad de su política exterior, quizás por tiempo indefinido», explica el experto español Xulio Ríos, director del Observatorio de la Política China.
Según el académico, que el eje Moscú-Pekín se fortalezca aún más podría crear un «efecto tenaza» sobre Washington, «evidenciando una mayor vulnerabilidad estratégica» por su parte.
«Pekín y Moscú vienen manteniendo una estrecha asociación estratégica que persigue fortalecer sus respectivos regímenes autoritarios, contrabalancear la presencia estadounidense y expandir sus correspondientes zonas de influencia. Pero, ahora, ambos podrían coordinarse», advierte el investigador.
Las relaciones China-EE UU, a examen
Al margen, Wang repasó este jueves con Blinken el estado de las relaciones bilaterales, y criticó a Washington por «no cambiar sus políticas respecto a China» tras la reunión telemática que mantuvieron en noviembre los presidentes Joe Biden y Xi Jinping.
«Estados Unidos debe dejar de formar grupitos anti-China. Las relaciones afrontan nuevas perturbaciones dos meses después de aquel encuentro», observó.
Wang concretó que la prioridad para China es que Washington «deje de interferir» en los Juegos Olímpicos de Invierno -comenzarán en Pekín el 4 de febrero-, a los que Estados Unidos impuso un boicot diplomático al que se sumaron otros países como Australia o Canadá.
Asimismo, el canciller urgió a Estados Unidos a «dejar de jugar con fuego» con respecto a Taiwán, isla cuya soberanía Pekín reclama.
«Biden nos aseguró que Estados Unidos no busca una nueva guerra fría, que no busca cambiar el sistema de China, que no busca formar alianzas para oponerse a China y que no apoya la ‘independencia’ de Taiwán. Un mensaje diferente y positivo respecto a la administración anterior. Pero lo que el mundo ve ahora es que el tono no se ha correspondido con hechos», aseveró.
Blinken, según el texto difundido por la Cancillería china, interpeló que «nada ha cambiado», y que Estados Unidos sigue «dispuesto» a trabajar con China para «gestionar» las diferencias entre ambas potencias.
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