Un grupo de chilenos desnudos con el cuerpo pintado de blanco y de heridas de bala sangrantes hicieron este lunes una protesta frente a una comisaría de Santiago. Allí les recordaron a sus agentes los 20 fallecidos que ha habido hasta ahora en la ola de protestas que vive el país.
Los activistas colgaron en la puerta de la comisaría una serie de carteles con los nombres de la veintena de personas muertas, entre ellas, tres peruanos, dos colombianos y un ecuatoriano. Cinco del total murieron presuntamente a manos de agentes del Estado, según el Instituto Nacional de Derechos Humanos.
La protesta se llevó a cabo frente a la comisaría de la comuna (municipio) de San Miguel, cerca de un edificio perteneciente a la Fiscalía Sur.
Allí un fiscal tomaba declaración a Josué Maureira, un estudiante universitario de 23 años y homosexual que denuncia haber sido apaleado, torturado, vejado, abusado sexualmente y amenazado de muerte por los carabineros en otra comisaría cercana.
Insultos a carabineros
Algunos de los manifestantes que acompañaban a los activistas comenzaron a propinar insultos a los agentes que se encontraban en el interior de la comisaría y los acusaron, entre otras cosas, de violadores.
Al mismo tiempo los activistas, que ocultaban el rostro, se echaron sobre la entrada principal de la comisaría para simbolizar un montón de cuerpos inertes, como si acabasen de perecer en un pelotón de fusilamiento sobre los nombres de las víctimas reales de las protestas.
Pese a que la protesta transcurría de forma pacífica, más allá de los improperios de algunos manifestantes hacia los agentes, la puerta de la comisaría se abrió unos centímetros y desde adentro lanzaron a los activistas una bomba lacrimógena.
A la primera le siguieron varias bombas más que enseguida dispersaron a la multitud y dejó a la Gran Avenida José Miguel Carrera envuelta en una nube de gas lacrimógeno.
Eso encendió todavía más los ánimos de los manifestantes, que elevaron los cánticos despectivos hacia la fuerza de seguridad y exigían justicia por los ciudadanos que perdieron la vida o sus derechos fundamentales fueron vulnerados por los agentes del Estado durante las protestas.
No se conocen cifras reales de heridos
El INDH contabiliza -de momento- más de mil heridos, la mitad por arma de fuego, y 3.000 detenidos. Aunque su director, Sergio Micco, reconoció que eso es solo lo que sus casi 200 observadores a escala nacional pudieron detectar en estos once días de protestas. Aseguró que las cifras reales son mucho mayores.
Por ello, el INDH ha solicitado al gobierno que difunda las cifras reales de víctimas en la más fuerte ola de protestas de la historia democrática de Chile para pedir mejores salarios y pensiones, precios más justos para luz, gas, educación universitaria y salud, y también la salida del presidente Sebastián Piñera y una nueva Constitución.
Desde este lunes se encuentran en Chile grupos de las Naciones Unidas y Amnistía Internacional a fin de revisar las presuntas violaciones de derechos humanos cometidas durante el estado de emergencia que decretó Piñera, lo que hizo salir a las calles a los militares por primera vez desde la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
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