El gobierno de Chile anunció este sábado la construcción de una nueva zanja en la frontera norte con Bolivia. Con el propósito de frenar la llegada masiva de migrantes irregulares, en su mayoría venezolanos, en medio de una crisis humanitaria sin parangón en los últimos años.
«Es una nueva zanja que va en paralelo a la frontera con Bolivia y en paralelo también a una zanja que ya existe del lado boliviano. Pero que no existía del lado chileno», explicó el ministro chileno del Interior, Rodrigo Delgado.
Se trata de 300 metros de surco, que se empezarán a excavar la semana que viene al norte de otra zanja de 600 metros. La cual se construyó hace cinco años en el paso fronterizo de Colchane, una pequeña localidad chilena desbordada desde que comenzó la crisis hace año.
El objetivo de la nueva zanja, apuntó Delgado, «es tener mayor capacidad de control de bandas criminales que quieran pasar en vehículos. También de personas que quieran ingresar de manera clandestina a Chile».
El norte de Chile lleva un año sumido en una fuerte crisis migratoria con la llegada masiva de personas por pasos clandestinos —la mayoría de nacionalidad venezolana—. También el colapso de pequeñas localidades fronterizas, la celebración de marchas contra la migración y ataques xenófobos.
Los inclementes pasos altiplánicos siguen formando la principal ruta de ingreso irregular a Chile, que sigue siendo uno de los países más atractivos para migrar dentro de América Latina por su estabilidad política y económica, pese a la pandemia y la crisis social de 2019.
Chile construirá una nueva zanja en la frontera con Bolivia
El gobierno decretó el pasado 17 de febrero el Estado de Excepción, lo que en la práctica implica una militarización. Y lo renovó esta semana por 15 días más hasta el 17 de marzo.
La medida regirá para las provincias de Arica, Parinacota, Tamarugal y El Loa y terminará seis días después de que tome posesión el presidente electo, Gabriel Boric. Como el despliegue militar ya fue declarado en dos oportunidades por el gobierno de Piñera, si Boric quiere una nueva prórroga — algo que aún no se ha definido— necesitará el aval del Parlamento.
La Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) alertó en diciembre pasado que cerca de 500 refugiados y migrantes venezolanos, incluidos niños, cruzan diariamente por pasos fronterizos irregulares entre Bolivia y Chile. Y llegan al país «tras varios días sin comer, con deshidratación, hipotermia y mal de altura».
En lo que va del año ya han muerto al menos tres personas tratando de cruzar la frontera y más de una veintena desde que se inició el flujo masivo en febrero de 2021.
En Chile hay 1,4 millones de migrantes, lo que equivale a más del 7 % de la población. Los venezolanos son los más numerosos, seguidos de peruanos, haitianos y colombianos.