Carrie Lam, jefe de gobierno de Hong Kong, aseguró este jueves que Pekín no jugó papel alguno en su decisión de retirar el polémico proyecto de ley de extradición.
En una rueda de prensa, Lam señaló que Pekín había «respetado» su «punto de vista», que la «apoyó totalmente».
También indicó que China honró el principio que rige la autonomía hongkonguense, conocido como «un país, dos sistemas», mientras ella se enfrentaba al problema que trajo la propuesta de ley.
Lam ofreció el anunció del retiro de la ley de extradición 11 semanas después de haber suspendido el proyecto el pasado 15 de junio.
El temido proyecto habría permitido que los fugitivos en Hong Kong fuesen extraditados a la China continental. Allí comparecerían ante tribunales controlados por el Partido Comunista chino.
La controversia de la ley originó una ola de protestas contra el gobierno en toda la ciudad y enfrentamientos entre manifestantes y la policía.
Este último cuerpo fue duramente criticado por su supuesta brutalidad e infracciones legales a la hora de reprimir las protestas.
Guerra comercial entre China y Estados Unidos
Hong Kong tiene un puesto entre la guerra comercial Estados Unidos-China.
Donald Trump, presidente de Estados Unidos, advirtió a mediados de agosto que las negociaciones con China podrían complicarse si Pekín «hiciera algo violento en Hong Kong».
El próximo 9 de septiembre, el congreso estadounidense debatirá el Acta de Derechos Humanos y Democracia en Hong Kong, que exige a Washington certificar anualmente que Hong Kong sigue siendo autónoma del resto de China.
En caso contrario, la ciudad perdería algunos privilegios comerciales con Estados Unidos de los que el resto de China no goza.
Declaraciones de Lam
Lam ha sostenido que el proyecto de ley de extradición estaba «muerto» y se ha negado a abrir una investigación independiente sobre la actuación policial, una de las principales demandas de los manifestantes.
El pasado lunes, Reuters publicó una grabación filtrada en la que Lam, reunida a puerta cerrada con un grupo de empresarios, calificaba de «imperdonable» el «gran caos» que se había sembrado en Hong Kong. Aseguraba que dimitiría si tuviera opción.
Asimismo, manifestó que tenía poco espacio para maniobras políticas ahora que la crisis había alcanzado un nivel nacional.
No obstante, al día siguiente aclaró en rueda de prensa que jamás ofreció su dimisión a Pekín, y que seguía desempeñando su «difícil» trabajo por voluntad propia.
Se ha especulado con que las manos de Lam están atadas, ya que debe rendir cuentas ante el gobierno chino, que retomó la soberanía de Hong Kong de manos del Reino Unido en 1997.
Lam aseguró este jueves que la retirada del proyecto no suponía «un cambio de opinión». «Esta retirada formal del proyecto (…) no supone una diferencia en el fondo porque no ha habido ningún plan (…) para retomarlo».
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