La obligación de someter a los pasajeros procedentes de Europa a controles que descarten que presentan síntomas de padecer el coronavirus ha creado el caos en los aeropuertos de Estados Unidos, que ha ocasionado horas de espera para poder pasar los controles fronterizos.
Los relatos de los afectados indican que estos controles les obligan a permanecer hacinados junto a pasajeros de otros vuelos en espacios cerrados durante horas, sin que se sepa si hay personas enfermas entre ellos. Lo que contradice además las recomendaciones de evitar las aglomeraciones para prevenir el contagio y propagación del nuevo coronavirus.
Estas situaciones se han dado en muchos de los 13 aeropuertos elegidos como puntos de entrada de pasajeros de lugares afectados gravemente por el coronavirus. Como los de Dallas, Chicago y Nueva York, en los que el caos a la llegada de los vuelos y las largas filas impidieron que numerosos pasajeros pudieran llegar a tiempo a sus conexiones.
Reacción de Trump
El presidente Donald Trump reconoció este domingo el caos generado en los aeropuertos por las medidas de seguridad establecidas por su gobierno. Pidió disculpas y comprensión a la población por los inconvenientes.
«Estamos realizando exámenes médicos muy precisos en nuestros aeropuertos. Disculpen las interrupciones y demoras; nos estamos moviendo lo más rápido posible, pero es muy importante que estemos atentos y vigilantes. Debemos hacerlo bien. ¡La seguridad es lo primero!», escribió Trump en su cuenta de Twitter.
Desde este viernes a la medianoche, en Estados Unidos se aplica una prohibición a la entrada de extranjeros procedentes de 26 países europeos, a los que a partir del lunes se sumarán Reino Unido e Irlanda. Esta medida ha provocado una avalancha de estadounidenses regresando al país antes de que las aerolíneas empiecen a cancelar vuelos procedentes de Europa, debido a la escasez de demanda.
La cadena de televisión CNN da cuenta de los testimonios de varios pasajeros que regresaban de Europa que tuvieron que hacer colas el sábado en la noche durante más de cinco horas para ser examinados en el Aeropuerto Internacional O’Hare de Chicago, antes de hacer otra cola para la aduana.
Algunos medios informaron que las esperas en el aeropuerto de Chicago fueron tan largas que el personal de la terminal estaba repartiendo agua y comida a la multitud.
«Las multitudes y las filas de (el aeropuerto O’Hare) son inaceptables y deben abordarse de inmediato», escribió en su cuenta de Twitter el propio gobernador de Illinois, J. B. Pritzker.
El gobernador envió también por este medio un mensaje a Trump, «ya que este es el único medio de comunicación al que presta atención» dijo el gobernante. Le pidió hacer algo inmediatamente debido a que los controles de aduanas en los aeropuertos están bajo jurisdicción federal.
En declaraciones en el programa Meet the Press, de la cadena de televisión NBC, Pritzker dijo que cree que el problema se agravará según avance la jornada de hoy.
Hoy será peor
«Anoche, cuando la gente inundaba el Aeropuerto O’Hare, cientos y cientos de personas quedaron atrapados en un área pequeña. Eso es exactamente lo que no quieres que ocurra en esta pandemia. Y hoy va a ser aún peor, porque hay un mayor número de vuelos con más personas que vienen», dijo Pritzker.
También la alcaldesa de Chicago, Lori Lightfoot, acusó al gobierno de Trump de «poner en peligro la salud» de los pasajeros.
Los pasajeros procedentes de Europa, Corea del Sur, Irán y China deben primero esperar en la fila para que se verifiquen sus pasaportes y para entregar un formulario de declaración. Luego son llevados a otra fila con el fin de someterse a una revisión médica y verificar que no tengan fiebre.
Hacinamiento
Y todo esto hacinados en espacios cerrados.
«Lo hacen al revés. Si alguien tuviera fiebre, nunca debía haber estado en la cola», dijo uno de ellos.
De superar estos controles, los pasajeros son instruidos para comenzar inmediatamente períodos de autocuarentena de dos semanas en sus casas. Además de vigilar estrechamente su estado de salud.
Los datos del Centro de Control y Prevención de Enfermedades, en Estados Unidos, indican que se han registrado y 41 muertes y 1.629 casos confirmados. Sin embargo, otros cálculos extraoficiales cifran los contagios confirmados en unas 3.000 personas y el fallecimiento en 57 pacientes.
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