Los ministros de Relaciones Exteriores de China y el Vaticano celebraron un histórico encuentro de alto nivel. Por primera vez en siete décadas, una señal de acercamiento entre ambas partes que no mantienen relaciones diplomáticas formales.
El chino Wang Yi y el arzobispo Paul Gallagher se reunieron en Múnich, Alemania, en un contexto de aproximación bilateral después de un acuerdo en 2018 sobre el nombramiento de obispos en China.
Wang destacó que la reunión, al margen de la Conferencia de Seguridad de Múnich, fue la primera entre las dos partes, informó este sábado el Diario del Pueblo, órgano oficial del Partido Comunista de China.
«Esta es una continuación de los intercambios entre China y el Vaticano por un período. Esto abrirá más espacio para los futuros intercambios entre las dos partes», dijo Wang.
El órgano del PCC indicó que Gallagher y Wang también hablaron sobre los esfuerzos de China para combatir la epidemia del nuevo coronavirus. El brote ha causado más de 1.500 muertes y cerca de 66.000 contagiados en China continental.
Wang considera que la neumonía ha sido «efectivamente controlada», afirmó la agencia oficial de noticias Xinhua.
Aseguró que el Vaticano puede desempeñar un papel constructivo para alentar a la comunidad internacional a apoyar los esfuerzos de China para combatir la epidemia «de manera objetiva, racional y científica», según Xinhua.
Avances positivos
Vatican News, el sitio web oficial de información de la Santa Sede, citó una declaración en la que señala que Wang y Gallagher destacaron la importancia del acuerdo de 2018.
Ambas partes acordaron continuar el diálogo institucional a nivel bilateral para promover la vida de la Iglesia Católica y el bien del pueblo chino, señaló el comunicado.
El Vaticano destacó que las conversaciones fueron cordiales y que los contactos entre las dos partes habían visto avances positivos.
El Diario del Pueblo indicó que el ministro chino llamó al acuerdo de 2018 pionero, y añadió que ha logrado resultados positivos.
China, que rompió relaciones con el Vaticano en 1951, cuenta con unos 12 millones de católicos, en una población de 1.400 millones de habitantes.
Esos católicos se han dividido durante décadas entre una asociación dirigida por el gobierno, cuyo clero fue elegido por el Partido Comunista. Y una iglesia clandestina no oficial leal al Vaticano.
Pero según los términos del acuerdo alcanzado en septiembre de 2018, tanto Pekín como el Vaticano ahora participan en el nombramiento de obispos católicos.
Relaciones complicadas
El primer obispo que fue ordenado en virtud del acuerdo fue Yao Shun, de la diócesis de Ulanqab, en el norte de la Región Autónoma de Mongolia Interior en agosto del año pasado.
La ley en China requiere que sacerdotes y obispos se registren y se alineen con la iglesia oficial del país.
Pero el Vaticano dijo en ese momento que el obispo, a quien nombró como Antonio Yao Shun, también había recibido el Mandato Papal en la ordenación.
El papa Francisco reconoció a siete clérigos nombrados por China como parte del acuerdo, a pesar de los temores de que el pacto sería utilizado por Pekín para reprimir a los fieles fuera de la iglesia oficial.
Francisco no oculta su deseo de fortalecer la relación con Pekín. Pero el restablecimiento de los vínculos oficiales entre los dos Estados sigue siendo difícil de concretar.
El Vaticano es el único aliado diplomático europeo de Taiwán, gobernada de forma independiente y considerada por China como una provincia separatista.
El acercamiento entre China y el Vaticano divide también en el seno de la Iglesia, pues algunos consideran que es un diálogo útil para mejorar la situación de los creyentes chinos, pero otros desconfían del Partido Comunista.