La guerra que hace casi un año estalló en Ucrania por la invasión rusa a ese país, remeció la seguridad global, el mercado de la energía y la alimentación, generó una enorme crisis humanitaria y profundizó el enfrentamiento entre democracias y autocracias. Olaf Scholz, de 64 años de edad, había asumido apenas dos meses y medio como Canciller de Alemania, un país para el que el conflicto en Europa ha implicado desafíos estratégicos, como la decisión, esta semana, de autorizar la transferencia y comprometer el envío de los tanques Leopard 2 que Kiev venía pidiendo; así como tener que repensar la política energética, en vista del drástico cambio en la relación con Moscú.
Con ese panorama, el Canciller socialdemócrata inicia hoy una gira a Sudamérica que lo llevará por primera vez como jefe de gobierno a Argentina, Chile y Brasil, donde se espera aborde los retos globales, asuntos políticos, comerciales, energéticos y climáticos, con cada uno de los presidentes: Alberto Fernández, Gabriel Boric y Luiz Inácio Lula da Silva.
Días antes de viajar, Scholz respondió a esta entrevista por escrito para el Grupo de Diarios América (GDA) sobre estos y otros temas.
—¿Ve un cambio en el orden global, que nos lleve a una “bipolaridad” —democracias versus autocracias— o sigue viendo, como planteó antes de su viaje a Beijing en noviembre, un mundo multipolar, con países emergentes, incluyendo los latinoamericanos como eventuales nuevos centros de poder?
“Estoy firmemente convencido de que el mundo se volverá multipolar. En el futuro no habrá dos bloques, sino toda una serie de Estados influyentes, en Asia, África y también en América Latina. Este mundo debiera estructurarse de forma multilateral, para que el mayor número posible de Estados cooperen entre sí. Abogo por un orden basado en normas, fundamentado en la Carta de las Naciones Unidas, los derechos humanos y el Estado de Derecho, para que podamos superar juntos los retos venideros, como lo son la lucha contra el cambio climático, la transformación social y ecológica y una política sanitaria global”.
—¿Considera la guerra en Ucrania como una lucha por la defensa de los valores democráticos como lo plantea el Presidente Volodimir Zelenski y en tal caso, qué rol espera de los países de América Latina?
“La guerra ofensiva de Rusia contra Ucrania es una violación flagrante del derecho internacional y, por ende, no es un asunto puramente europeo. Quien desprecia los principios centrales de la Carta de las Naciones Unidas, socava los cimientos del orden internacional. El mundo no debe permitir que (el Presidente ruso, Vladimir) Putin imponga su voluntad. Su campaña neoimperial no debe tener éxito. Con nuestros socios de Argentina, Brasil, Chile y muchos otros países de América Latina y el Caribe, nos une un fundamento firme que se sustenta en la democracia, el Estado de derecho y el derecho internacional. Juntos aseguramos la soberanía estatal y la resolución pacífica de conflictos en todo el mundo”.
—La guerra en Ucrania está a punto de cumplir un año. Usted ha intentado contactos diplomáticos con Putin. ¿Cree que hay posibilidades de abrir una vía de negociaciones con el Kremlin?
“En mis llamadas telefónicas con el Presidente Putin, he abogado repetidamente por el cese inmediato de los ataques rusos, la retirada completa de las tropas rusas y las negociaciones. Rusia, por su parte, casi un año después del inicio de su guerra ofensiva, sigue apostando por la escalada militar, a pesar de las numerosas muertes en ambos bandos y a pesar de que no ha podido lograr ninguno de los objetivos que atribuyó a la invasión de Ucrania”.
—El legado de Angela Merkel ha sido cuestionado por la guerra en Ucrania. ¿Cree que su antecesora cometió errores (en su enfoque hacia Rusia) y qué hizo su gobierno para enmendarlos?
“El 24 de febrero de 2022 entramos en un cambio de época y Alemania se ha adaptado rápidamente a esta nueva realidad. Una realidad en la que ya no cooperamos con Rusia. En pocos meses hemos transformado el suministro energético de Alemania y nos hemos independizado del gas, el petróleo o el carbón de Rusia. Estamos trabajando para reducir las dependencias unilaterales de nuestra economía”.
—Las crisis, por más complejas y dolorosas que sean, pueden traer oportunidades. Para Alemania, ¿Dónde están esas oportunidades de cooperación con países como los latinoamericanos, importantes productores de alimentos y en algunos casos de energía, incluyendo energías limpias, desde la solar a la eólica, pasando por el hidrógeno verde en Chile y Argentina, así como importantes reservas de litio, crucial para los autos eléctricos, en ambos países? Entiendo que usted viaja acompañado de una delegación de empresarios.
“Queremos colaborar más estrechamente con nuestros socios de América Latina y el Caribe en materia de energías renovables, hidrógeno verde y comercio responsable de materias primas. Valoramos mucho las capacidades y potenciales de nuestros socios allí. Buscamos colaboraciones entre iguales y con pleno respeto. Nuestro objetivo es fijar conjuntamente los énfasis para la protección global del clima, el medio ambiente y la biodiversidad, para la descarbonización y la transformación ecológica de nuestras industrias”.
—En un tema relacionado: muchos críticos dicen que Europa exige medidas ambientales a otros países, mientras ha aumentado el consumo de combustibles fósiles a causa de la guerra en Ucrania. ¿Ve una contradición? Usted gobierna en alianza con Los Verdes, un partido que se define como ecologista.
—Es cierto que este año tenemos que utilizar más energía fósil porque ya no podemos confiar en el suministro energético de Rusia. Transitoriamente, seguimos utilizando carbón y gas. Pero Alemania quiere generar alrededor del 80% de su electricidad a partir de energías renovables para 2030 y alcanzar completamente la neutralidad climática en 2045. Junto con nuestros socios latinoamericanos, queremos fortalecer las energías renovables en todo el mundo, avanzar en la producción de hidrógeno verde para un mercado mundial funcional y lograr conjuntamente que una prosperidad carbono neutral sea posible. Esta transformación de nuestras industrias es la mayor modernización tecnológica de los últimos cien años y estaremos atentos a las repercusiones sociales para nuestras ciudadanas y ciudadanos.
—Con el nuevo gobierno de Lula en Brasil, ¿ve más posibilidades de éxito al acuerdo Mercosur-Unión Europea? ¿Qué falta para que salga adelante?
—Alemania es un país comercial y por lo tanto se esfuerza en seguir diversificando sus relaciones económicas. Por ello concedemos importancia a estándares modernos, también a temas como sostenibilidad, protección ambiental y condiciones laborales justas, de acuerdo con nuestros socios. Apoyamos mucho los esfuerzos de la Comisión Europea con los socios de Mercosur para alcanzar un acuerdo rápido.
—Recientemente, la policía alemana desmanteló un grupo de extrema derecha que habría estado planeando un golpe de Estado. La extrema derecha alemana tiene conexiones con la brasileña. ¿El gobierno alemán está atento a esas y otras conexiones?
—Las agencias de seguridad alemanas lograron en diciembre dar un fuerte golpe a una difusa escena extremista que rechaza nuestro Estado y orden constitucional y que además no teme emplear la violencia. A través de esta intervención las agencias pudieron evitar algo mucho peor. También los acontecimientos en Washington DC en 2021 y hace pocas semanas en Brasilia nos han mostrado qué tipo de peligros salen de los extremistas. La reacción exitosa frente a esta amenaza nos demuestra la capacidad de defensa que debe tener la democracia para protegerse.
Por Carolina Álvarez Peñafiel, El Mercurio, para el Grupo de Diarios América (GDA)*
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