Este miércoles el gobierno de Brasil pidió formalmente a la OEA que Venezuela se manifieste sobre el derrame de petróleo en altamar, que desde septiembre se arrastra por más de 200 playas del litoral noreste de ese país.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, determinó que fuese encaminada una solicitud formal a la OEA para que Venezuela se manifieste sobre el problema, dijo en cadena nacional el ministro del Medio Ambiente, Ricardo Salles.
Salles indicó que estudios realizados con muestras que se colectaron en las playas concluyeron que el crudo no es de Brasil e identificaron que corresponde a pozos petrolíferos de Venezuela.
«Ese proceso de investigación tiene como principal objetivo determinar las causas y los orígenes del crudo y, con eso, no solo hacer cesar su aparición en el litoral brasileño, sino también obtener información que nos permita responsabilizar a aquellos que hayan contribuido a ese desastre ambiental», subrayó Salles.
A pesar de que Salles ha dicho desde el 9 de octubre que se trata de petróleo venezolano, Bolsonaro nunca confirmó la hipótesis, mientras que el ministro de Minas y Energía, Bento Albuquerque, llegó a desmentir a su homólogo. No fue sino este miércoles cuando vino la declaración oficial.
Un día después de la primera insinuación de Salles, Pdvsa rechazó lo que considera como acusaciones infundadas de Brasil.
La estatal venezolana aseguró que en los campos petrolíferos de su país no existía ningún tipo de vaciamiento y que sus clientes y filiales no reportaron averías de sus navíos.
Desde el 2 de septiembre el mineral llegó a más de 200 playas de 78 municipios de todos los nueve estados del noreste brasileño, incluidas las turísticas y paradisíacas Praia dos Carneiro, en el estado de Pernambuco, y Morro de Sao Paulo, en el Archipiélago de Cairu, en Bahía.
Zona del derrame
Hasta el momento se han recogido y descartado más de 900 toneladas del crudo que se vuelve más denso con la arena y gran parte será incinerada en hornos de cementeras e industria siderúrgica.
Salles indicó que la Policía Federal, la Marina de Brasil y fiscales del Instituto Brasileño del Medio Ambiente y los Recursos Naturales Renovables, con el apoyo de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, trabajan para determinar el punto exacto del derrame.
Por los cálculos de la Marina, el vaciamiento en el Atlántico ocurrió entre 500 y 600 kilómetros de la costa, pero el crudo se desplaza a una profundidad que no es posible detectar por satélites, radares o a simple vista por barcos, helicópteros o aviones. Solo aparece en aguas rasas.
El gobierno, informó el ministro, concentró sus acciones en Recife y Salvador, principales capitales de la región, y 5.000 miembros del Ejército se sumaron desde el martes a los fiscales, policías, bomberos, Defensa Civil y voluntarios locales que ya actuaban contra las manchas en los 2.000 kilómetros de costa.
El Ibama reportó que 67 animales fueron encontrados con vestigios de petróleo. De estos, murieron once tortugas marinas, dos aves y un pez de gran porte. Mientras tanto, se investiga si dos delfines murieron por haber ingerido crudo.
El Ministerio de Salud advirtió, por su parte, sobre los riesgos de los voluntarios al entrar en contacto con la sustancia viscosa, después de que 17 personas tuvieron que ser atendidas, al parecer, por el fuerte olor del petróleo concentrado.
En Bahía, estado que junto a Sergipe se declaró en situación de emergencia, se realizan estudios para comprobar si existe algún riesgo para el ser humano por el consumo de peces y mariscos de las zonas contaminadas.
En ese sentido, Bolsonaro anticipó este miércoles el seguro que ampara a los pescadores de esas regiones cuando ocurren este tipo de desastres ambientales.