El gobierno brasileño notificó al Ejecutivo español que procederá a extraditar en un plazo máximo de 60 días a Carlos García Juliá, condenado por participar en la matanza terrorista de unos abogados laboralistas cometida en Madrid en 1977 y preso en Brasil desde hace un año, dijeron este viernes fuentes diplomáticas.
La embajada de España en Brasilia recibió la notificación de la concesión de la extradición del gobierno brasileño en la tarde del jueves. Así informó a Efe un portavoz de la delegación diplomática.
A partir de la notificación y, Brasil tiene un plazo máximo de 60 días para entregar al condenado.
Durante ese período ambas partes tienen que acordar la fecha y el lugar de la entrega. También establecer las condiciones en que se realizará el traslado.
El ultraderechista fue condenado en España en 1980 por haber sido uno de los autores materiales de la masacre terrorista en la que murieron a tiros tres abogados laboralistas, un estudiante de Derecho y un administrativo en Madrid.
García Juliá, cumplió 14 de los 193 años de prisión a los que fue condenado en 1980. Se encontraba prófugo y en 2018 las autoridades lo arrestaron en Sao Paulo, donde vivía bajo una identidad venezolana falsa.
Tras conocerse el paradero del condenado, la Audiencia Nacional de España requirió su extradición por entender que la condena impuesta no ha prescrito. Le quedan por cumplir 3.855 días de prisión.
El antiguo militante de Fuerza Nueva, tenía 24 años de edad cuando cometió la matanza terrorista y en ese entonces lo condenaron por 5 asesinatos y 4 intentos de homicidio.
Luego limitaron la condena al máximo de 30 años previsto entonces por las leyes españolas y en 1991 se le concedió la liberad condicional.
Obtuvo después la autorización para viajar a Asunción y trabajar allí. Esto con la condición de presentarse mensualmente en la Embajada de España en Paraguay, pero incumplió lo previsto.
El condenado desapareció e inició entonces un periplo de fugas por Latinoamérica. Su última pista antes de arrestarlo en Brasil se perdió en Bolivia, donde vivió un tiempo y había sido encarcelado por un delito relacionado con el narcotráfico.
Tras dos décadas en paradero desconocido, resultó detenido en diciembre de 2018 en Sao Paulo. Todo gracias a las investigaciones de las policías Nacional española y Federal brasileña y el apoyo de Interpol.
Las autoridades indican que García Juliá vivía en Brasil desde hacía casi dos décadas y trabajaba como conductor de Uber, haciéndose pasar por ciudadano venezolano.
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