El alto representante para Asuntos Exteriores y la Política de Defensa de la Unión Europea, Josep Borrell, considera que la irrupción de Trump en la escena internacional hace cuatro años hizo que la UE se diera cuenta de que dependía demasiado de Estados Unidos. Además, favoreció que ahora busque una mayor autonomía.
«Trump nos despertó de un cierto sonambulismo estratégico. Los europeos, al final de la II Guerra Mundial, nos acostumbramos a vivir bajo el paraguas protector de Estados Unidos. Muchos países están muy cómodos así y algunos creen, con razón, que deben su libertad a Estados Unidos, que ganaron la Guerra Fría», dice en una entrevista concedida a la presidenta de EFE, Gabriela Cañas.
Esa cómoda relación entre Bruselas y Washington, en la que los europeos descargaban en los estadounidenses gran parte del peso militar global a través de la OTAN, saltó por los aires. El hecho ocurrió con Trump, quien con un lenguaje a veces de excesiva crudeza le señaló a Europa que tiene que asumir su parte de responsabilidad en cuestiones de seguridad y defensa internacional.
«Trump nos dijo: oiga, voy a cerrar el paraguas, pueden ustedes ir espabilando”, comenta Borrell. Y añade: “Eso nos creó un cierto despertar y tomar conciencia de nuestra dependencia», reflexiona el vicepresidente de la Comisión Europea.
Gastar mejor
El coordinador de la política exterior europea, que se reconoce también en el papel de incipiente ministro europeo de Defensa, cree que la primera tarea de Europa pasa por armonizar y coordinar sus 27 presupuestos castrenses y su industria militar.
«Antes de gastar más, hay que gastar mejor. Estados Unidos tiene solo un tipo de carro de combate, uno. Los europeos creo que tenemos 10. Lo mismo pasa con los aviones de combate, con los barcos. Todo eso cuesta mucho dinero», comenta Borrell, quien asegura que Estados Unidos sería el primero en beneficiarse de una Europa más fuerte, más unida, más capaz.
Joe Biden
El vicepresidente comunitario ve grandes oportunidades para una agenda diplomática conjunta con la Administración del presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden.
Recuperar el pacto nuclear iraní es un primer objetivo. Es un pacto que sigue vivo pese a que Trump retiró a Estados Unidos de un acuerdo. «Ahora hay que insuflarle más vida». Pero Borrell también teme que Europa regrese al automatismo de delegar responsabilidades en Washington.
«Lo malo es que ahora nos podemos volver a dormir«, resume el español, quien insiste en la necesidad de que la UE conquiste más autonomía. «Europa tiene que ser capaz de actuar por su cuenta: sola cuando sea necesario y con otros cuando sea posible», añade.
Independencia, también tecnológica
«Ya quisieran muchos tener la capacidad tecnológica que tenemos los europeos. Los europeos somos líderes tecnológicos. Gracias a eso tenemos la capacidad de fijar las normas», responde, preguntado por el retraso comunitario en un campo en el que Estados Unidos destaca y China puja cada vez con más fuerza.
No obstante, el alto representante reconoce que la Unión Europea dejó de ser líder en tecnología en algunos ámbitos, como evidenció la escasez de medicinas básicas o de mascarillas. Estas se producen mayoritariamente en China y la India.
«Si lo que pasó con esta humilde mascarilla nos pasara con algo mucho más crítico como son las infraestructuras de comunicación, que invaden nuestra vida, el problema sería mucho mayor. Eso no se resolvería tan rápido y sus consecuencias serían muy graves», dice.
Ingeniero aeronáutico de formación, Borrell subraya que la autonomía estratégica empieza con la autonomía tecnológica.
«Casi todo en la vida empieza con la tecnología. El poder militar se basa en la tecnología, siempre fue así: desde el arco y la flecha, la coraza, el escudo, la alabarda, el trabuco y hasta la máquina de vapor. La tecnología cambia el mundo y reparte el poder. Y Europa tiene, sin duda, que seguir trabajado y recuperar tiempo perdido en algunos sectores tecnológicos», concluye.