El alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, aseguró este miércoles que las sanciones contra Rusia son «un veneno de acción lenta» hecho «a base de arsénico» con efectos «irreversibles» para Moscú.
«Las sanciones son un veneno de acción lenta como el que está hecho en base a arsénico. Tardan en producir sus efectos, pero lo hacen y lo hacen de una forma irreversible», afirmó Borrell en un discurso en el Parlamento Europeo sobre el primer aniversario de la invasión de Ucrania, que se cumplirá el próximo 24 de febrero.
El jefe de la diplomacia europea reconoció que «la economía rusa no se ha colapsado y que la tasa de crecimiento de su PIB no es la que se había previsto» al aprobar los nueve paquetes de sanciones que la UE ha aplicado hasta ahora.
Admitió asimismo que el Kremlin tuvo el año pasado «unos ingresos excepcionalmente altos», derivados de la venta de gas y de petróleo, pero dijo que «las cosas están cambiando, gracias a nuestras sanciones y en particular» al tope al precio del petróleo ruso que la UE ha pactado junto al G7.
En este sentido, Borrell dijo que el ministro de Hacienda ruso ha reconocido que los ingresos por hidrocarburos en enero de este año han sido 46% más bajos que en el mismo mes del año anterior, en parte, recordó el alto representante porque la UE ha reducido su dependencia de los combustibles fósiles rusos.
El exministro español aseguró que el déficit público ruso «está explotando» porque «es catorce veces más alto en enero de 2023 que en enero de 2022» y señaló también que la balanza comercial de Rusia «está en su mínimo histórico de la media desde el año 2007».
«Sí, el rublo es fuerte artificialmente, pero la economía rusa va a pagar un precio altísimo por esta guerra», ya que Moscú ha perdido a la UE como su principal socio energético «y no lo volverá a tener», ni «va a ser fácil, casi imposible» encontrar un cliente alternativo para su gas «porque China está demasiado lejos» y Pekín y la India compran el petróleo ruso rebajado, debido al tope que Occidente ha puesto a su precio.
Borrell insistió en seguir apoyando a Ucrania militarmente porque «la guerra se va a decidir esta primavera y verano», por lo que pidió «a todos los países europeos que disponen de carros de combate modernos y eficaces que están acumulando polvo en sus cuarteles y que no sirven para nada» que se los den a Kiev.
«Hemos estado anunciado que daremos carros de combate y no ha habido ninguna Tercera Guerra Mundial», dijo Borrell.
El jefe de la diplomacia europea señaló que al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, «le sobran aplausos y le faltan municiones. Va largo de aplausos y de ‘Slava Ucrania'(‘Gloria a Ucrania’), pero sus soldados no tienen municiones para continuar batallando. Porque los aplausos son gratis y un Leopard cuesta 10 millones de euros»
«Para ganar la paz primero hay que ganar la guerra y se puede ayudar militarmente a Ucrania y al mismo tiempo hacer todos los esfuerzos políticos necesarios para que la paz llegue cuanto antes. No son dos cosas alternativas ni contradictorias», aseguró el alto representante.
También pidió combatir la narrativa rusa de la guerra ya que «hay todavía en África un sentimiento anticolonial y en América Latina un sentimiento antiimperialista que hace que muchos de sus líderes y de sus habitantes miren a esta guerra con unos ojos distintos de los nuestros».